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Año 14 / Julio - Agosto/ No. 82  U.M.S.N.H.



                  a comida de mi tía Lin siempre ha sido muy             Para mi sorpresa, en los últimos meses he to-
                  aclamada por toda la familia, en especial su     mado más conciencia sobre la presencia de estas
           Latole y sus frijolitos «chinitos», como ella le        partículas PM2.5 en mi casa, ya que adquirimos un

            dice, que son frijoles refritos con manteca. Mi tía    purificador de aire que puede medir la cantidad
            es una mujer mayor, que toda su vida cocinó con        de partículas suspendidas en el aire de la habita-
            leña en un fogón de tres piedras. Si alguna vez has    ción. Una noche, estábamos asando un bistec en la
            visto un fogón encendido,  recordarás  la  cantidad    parrilla de inducción eléctrica que emite muy po-

            de humo que puede liberar. Desde hace más de una       cas partículas en comparación con el fogón de leña
            década, mi tía ha presentado problemas de salud        de mi tía, cuando entré en una habitación cercana
            en sus pulmones debido a ese humo que respiró du-      donde  estaba  el  purificador,  vi  que  estaba  regis-
            rante tantos años.                                     trando una mala calidad del aire, específicamente,

                  Cuando la leña se quema, más propiamente         mostraba valores no recomendados por la Organi-
            dicho, se combustiona, obtenemos el calor que va-      zación Mundial de la Salud (OMS): superiores a 35
            mos a aprovechar para cocinar o calentar nuestra       microgramos por metro cúbico de aire (35 µg/m3).
            casa; pero también  contaminantes  no  deseados              Entonces  reflexioné.  No  solo  el  combus-

            como el hollín, que son las partículas que respiró mi   tible y el dispositivo que usemos para cocinar son
            tía durante toda su vida. Estas partículas se quedan   fuentes de partículas PM2.5, sino que las prácticas
            suspendidas o flotando en el aire y algunas son        culinarias  y  los tipos  de  alimentos  son  fuentes
            tan pequeñas que no podemos verlas a simple vis-       relevantes  para  la generación  de  partículas  en

            ta. Son microscópicas, tienen diámetros inferiores     nuestras casas. Por ejemplo, freír o asar son dos
            a los 2.5 micrómetros o micras, y se les denomina      formas de cocinar que emiten más partículas que
            PM2.5; el cabello humano tiene un diámetro
            de 60 micras aproximadamente.

                  El problema  con  esas partículas pe-
            queñas es que son respirables, pueden en-
            trar por nuestra nariz, llegar a nuestros pul-
            mones  y quedar  atrapadas  ahí.  Nuestros

            pulmones las retienen como un filtro que, a la
            larga, comienza a taparse. Sin embargo, no
            podemos reemplazar nuestros pulmones por
            unos nuevos, como lo hacemos con los filtros

            de las aspiradoras, automóviles u otros arte-
            factos. Entonces nos enfrentamos a proble-
            mas de salud, como mi querida tía Lin.
                  Mis papás decidieron que mi tía ya no

            cocinaría con leña y le quitaron su fogón. En
            contra de su voluntad, pero sabiendo que le
            haría bien, mi tía comenzó a utilizar una es-
            tufa de gas que produce menos partículas

            al quemar el gas, en comparación con el fo-
            gón de leña. Con esto en mente, yo me ima-
            giné que, en nuestras casas citadinas, donde
            tenemos estufas de gas o de inducción eléc-

            trica, como es mi caso, ya no deberíamos te-
            ner problemas con esas partículas diminutas
                                                                Humo o partículas suspendidas emitidas por un fogón de tres piedras
            flotantes.                                                                                en una cocina rural.




        Coordinación de la Investigación Científica                                                                    73
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