El Ocelote, felino exitoso de los bosques tropicales

Escrito por Esmar Ocelotlcuauhtli Guzmán-Díaz y Tiberio Monterrubio-Rico

En la mayoría de los bosques tropicales del continente americano habita un felino sigiloso pero abundante. Es difícil observarlo, por lo que ha sido comparado con un fantasma. A lo largo de su distribución se le conoce por diferentes nombres. En Brasil se le conoce como jaguarcito, manigordo en Costa Rica y Panamá, cunaguaro en Venezuela, gato onza en Argentina, tecuan o mojocuan para diferentes regiones del centro de México, incluyendo Michoacán.

Sus patas acolchonadas, rasgo felino, le permite no hacer ruido al desplazarse entre la selva; su pelaje le ayuda a mezclarse entre la vegetación y pasar desapercibido en su recorrido. Estas características, sumado a su timidez, ha dificultado su estudio. En el mejor de los casos y después de mucho esfuerzo, la mejor forma de conocer su presencia es observar sus huellas sobre senderos arcillosos, ver sus excretas o los restos de un ejemplar fallecido (métodos indirectos). Sin embargo, este tipo de registros, presentaban limitaciones importantes y la información obtenida no mejoraba nuestra comprensión sobre este felino.

Actualmente el método más adecuado para estudiar al ocelote y todos los demás felinos silvestres son las cámaras trampa (figura 1). Entre las ventajas destacamos que su uso no altera la conducta de los felinos (es un método no invasivo), a diferencia del estrés que les produce su captura, además de que pueden permanecer activas durante las 24 horas del día, y por periodos prolongados de tiempo (desde 3 hasta 6 meses), lo que equivale a tener un observador siempre presente en el sitio, que no se cansa, no le da hambre o sueño y que registra toda actividad de lo que ocurre frente a él.

Conociendo al exitoso fantasma

El ocelote (conocido en la ciencia como Leopardus pardalis), es un felino de tamaño mediano. Presenta la talla intermedia entre especies como el jaguar y el tigrillo, presenta una altura de hasta 50 cm y pesa entre 11 y 16 kg. Su pelaje está cubierto de tonalidades en forma de manchas o rosetas obscuras sobre una base de pelaje amarillo o café claro (figura 2). Estas son alargadas en los costados y gradualmente son de menor tamaño al acercarse a las extremidades. Estas manchas se caracterizan por tener los bordes de color pardo o negro, con centros más claros y puntos negros al interior. Normalmente es confundido con el tigrillo, sin embargo, existen características que si se observan con cuidado permiten distinguirlos. La característica distintiva más notoria es el tamaño y largo de la cola, ya que en los tigrillos es muy larga y esponjada, y en los ocelotes más corta y menos esponjada (figura 3).

 

Este felino es solitario y vive en pareja solo en la época reproductiva, que dura de 4 a 6 días. Las hembras llegan a tener entre 1 y 2 cachorros, los que se quedarán con su madre entre año y medio a dos años, cuando ya tienen las habilidades requeridas para cazar su alimento y evitar a sus enemigos naturales. Prefieren zonas en las que los árboles tienen follaje denso y produce sombra abundante e incluso cierta penumbra. Algunos consideran que esta característica del bosque es su preferida, por lo que el ocelote estará presente.

Como hábito de caza, al igual que otros felinos, utiliza esta sombra para ocultarse de sus presas y poder sorprenderlas. Espera pacientemente el momento oportuno para lanzarse sobre aves como las palomas o codornices, iguanas, lagartijas, pequeños tlacuaches, conejos, ardillas, entre muchas otras especies. Por sus hábitos de caza, el ocelote cumple una muy importante función en los bosques tropicales, la cual no siempre es valorada. Su función es regular y controlar el crecimiento de las poblaciones de ardillas, lagartijas e iguanas, que de otra forma crecerían tanto en el bosque que lo dañarían en su vegetación. Esto quiere decir que de no existir el ocelote, habría un desequilibrio en el balance de las especies presentes en el bosque. 

El fantasma y sus amenazas en el mundo

Hace mucho tiempo el ocelote se distribuía desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Sin embargo, entre las décadas de 1950 y 1970 existió una fuerte demanda por sus bellas pieles, por lo que las poblaciones fueron seriamente afectadas.

En el año 1989 el ocelote recibió ayuda internacional e ingresó en la lista de las especies protegidas por el comercio internacional. Actualmente la principal amenaza que enfrentan sus poblaciones es la fragmentación y pérdida de su hábitat debido al rápido desarrollo de la agricultura y la ganadería, por lo que tumban todos los árboles para poder llevar a cabo sus actividades. A pesar de que a nivel internacional se encuentra registrado bajo la categoría de riesgo menor, en México se encuentra bajo la categoría de en peligro de extinción, por todas estas amenazas. Sin embargo, aunque se sabe que su hábitat original se ha visto reducido, faltan datos certeros a lo largo de todo su rango de distribución de cuanto han sido afectadas las poblaciones. Como ejemplo, se sabe que en Estados Unidos permanece únicamente el 2% de su hábitat y lo demás son principalmente cultivos. 

El ocelote, el felino frecuente de los bosques de Michoacán

Con la ayuda del muestreo diseñado con apoyo de las cámaras trampa, el Laboratorio de Vertebrados Terrestres Prioritarios de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, ha iniciado programas de monitoreo de todos los felinos, especialmente el ocelote. Desde el año 2008 se monitorean sus poblaciones a lo largo de la Sierra Madre del Sur, la región de tierra caliente y la región de la Costa. En el estado existen y se reproducen con éxito las 6 especies de felinos de México: el jaguar, el puma, el ocelote, el lince, el yaguarundí y el tigrillo (figura 4). Sin embargo, todavía desconocemos con exactitud el tamaño de sus poblaciones.

El siguiente paso en la investigación sobre el felino, el más abundante en los bosques tropicales michoacanos, es la estimación de los tamaños poblacionales de cada región donde habita y que necesita para que sus crías crezcan. Entre resultados preliminares ya conocemos el clima que le agrada. Desde regiones tropicales como la costa, hasta hábitats más templados como la sierra. Además lo encontramos en zonas donde existe mucho arbolado vigoroso y diferentes presas destacando ardillas, palomas y quizás chachalacas. Además, como en toda comunidad, el ocelote convive con otros felinos más rudos, más grandes y agresivos que él (como el puma o el jaguar). Y también otros más pequeños (como el tigrillo o yaguarundí), con quienes suele competir por comida.

Entender cómo interactúan entre ellos y coexisten es clave para poder seleccionar que bosques debemos proteger para que siempre tengamos felinos en Michoacán. Si en nuestro interés está la permanencia de este felino, o de cualquier otro, debemos hacer un esfuerzo más allá de sólo conservar a los individuos. Nuestra meta debe ser entonces, mantener la estructura entera y compleja de sus hábitats. Lo que asegurará su permanencia en nuestros bosques y selvas en el largo plazo. 

Los felinos, símbolo de nuestra identidad

Los felinos son objeto de muchos mitos y leyendas originadas en todas las culturas antiguas, por lo que son parte de la identidad cultural de muchos países. En el México prehispánico los felinos, en especial el jaguar (que proviene del guaraní yaguareté), simbolizan fortaleza, destreza y astucia, creyendo así que aquel que consumiera la sangre o carne aún tibias de este felino, adquiriría estas características. Aunque el jaguar es el felino más carismático en toda América Latina, otras especies como el ocelote son igualmente atractivas e interesantes, mereciendo el mismo grado de atención para acciones de conservación.

Sin importar cuál sea nuestra motivación, conocer y cuidar nuestra diversidad local debe ser prioridad de todos nosotros. En ella recae nuestra supervivencia, por aquellos recursos que nos pueden aportar y el bienestar que esto conlleva. Hasta formar parte de la identidad misma de nosotros como cultura ante el mundo. Porque como fin último, protegerlos a ellos siempre será protegernos a nosotros mismos. 

Saber más

Conabio. (2017). Ocelote. Retrieved from http://www.naturalista.mx/taxa/41997-Leopardus-pardalis

Conabio. (2017). Ocelote (Leopardus pardalis). Retrieved from http://bios.conabio.gob.mx/especies/8012159#arbol

Di Bitetti, M. S. (2009). Depredarores tope y cascadas tróficas en ambientes terrestres. Ciencia Hoy En Linea, 18(108), 32–41. Retrieved from http://www.cienciahoy.org.ar/ch/ln/hoy108/depredadores.htm

Pérez Irineo, G. y A. Santos Moreno. 2015. El ocelote: el que está marcado con manchas. CONABIO. Biodiversitas, 117:7-5, 1–5.

Esmar Ocelotlcuauhtli Guzmán-Díaz es estudiante del Programa Institucional de Maestría en Ciencias Biológicas. 

D.C. Tiberio Monterrubio-Rico  es profesor e investigador, ambos del Laboratorio de Vertebrados Terrestres Prioritarios de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.