ARTÍCULO
Divide y vencerás. La crisis de la fragmentación y pérdida de los hábitats
Agustín Molina-Sánchez y Patricia Delgado-Valerio
Resumen
Imagina que de repente tienes que resolver todo con tus propias manos y recursos, ya que te quedas sin servicios y sin protección contra las inclemencias del clima, sin tener noticias y tal vez hasta perder la posibilidad de buscar una pareja. Se escucha bastante caótico, ¿verdad? Pues esto ejemplifica, de una manera simple, el panorama que afrontan todas las poblaciones de las especies que sufren algún grado de fragmentación de su hábitat. En este artículo trataremos de explicarte, de manera sencilla, qué es la fragmentación, los cambios y las consecuencias que tiene para las especies y las poblaciones humanas, con la idea de proponer acciones de conservación y manejo de las poblaciones naturales.
Palabras clave: Actividades antropogénicas, pérdida de hábitat, resiliencia de las especies.
RECIBIDO: 19/08/2024; ACEPTADO: 14/01/2025; PUBLICADO: 03/11/2025
¿Qué es fragmentación del hábitat?
El término «fragmentación del hábitat» se comenzó a usar en la década de los 60 del siglo pasado, y surgió debido a la necesidad de entender y cuantificar los cambios durante la transformación del paisaje. La fragmentación y pérdida del hábitat se consideran la principal causa de la crisis de la pérdida de la biodiversidad actual, debido a que la mayoría de las especies responden negativamente a sus efectos. Se define como la pérdida de continuidad de un ecosistema, donde existen cambios en la composición y configuración de los fragmentos de hábitat en el paisaje, provocando un aislamiento de las poblaciones y la aparición de una matriz circundante distinta al hábitat original, lo que lleva a una gradual pérdida de superficie de hábitat y a la conversión de un ambiente homogéneo a uno heterogéneo.
En otras palabras, imagina un tablero de ajedrez donde cada casilla es una parte del hábitat. En origen, todas las piezas de un color se encuentran agrupadas sin dejar espacios entre ellas (esto es, la «configuración» original) y ocupando 16 casillas, cada una con una pieza que desempeña una función específica (esto sería la «composición» original). Una vez que avanza la partida, las piezas se mueven ocupando otras casillas, cambiando la «configuración» y tal vez alejándose unas de otras, provocando «aislamiento» entre ellas. Además, se irán perdiendo piezas, lo que alteraría la «composición», ocasionando a la vez la «pérdida de superficie» ocupada originalmente. Al final de la partida será lógico que un jugador tenga un número considerablemente menor de piezas que al inicio y, seguramente, sus últimas piezas se encuentren rodeadas de las piezas del contrincante, por lo que estas piezas quedarán cercadas de una «matriz circundante» distinta al hábitat original.
¿Causas y efectos?
Existen dos causas de fondo. Por un lado, las naturales y, por otro, las originadas por actividades humanas, definidas como causas antrópicas o antropogénicas. Considerando las causas naturales, tenemos la aparición de cordilleras, cambios en el clima global y local, aparición de cuerpos de agua, avance y retroceso de hielos, pérdida de superficie por desastres naturales como huracanes, incendios, erupciones volcánicas y deslaves, entre otros. Dentro de las causas antrópicas, sobresalen la conversión de hábitats naturales a tierras de uso agrícola o ganadero, seguida de conversiones para crecimiento de la mancha urbana, aprovechamientos de recursos naturales de manera ilegal, minería, incendios, construcción de infraestructura (carreteras, presas, redes eléctricas, muros fronterizos).
Podrías preguntarte, ¿por qué, si de manera natural también se produce fragmentación, siempre se hace énfasis en las causas antropogénicas? Esto se debe a que las causas naturales se dan a una escala temporal grande (cientos o miles de años), mientras que las antrópicas se dan continuamente y a escala pequeña (décadas e incluso años), lo que provoca que la presión sea mayor y la resiliencia de las poblaciones o especies no sea suficiente para que logren recuperarse o adaptarse a los cambios.
En general, los efectos de la fragmentación y la pérdida de hábitat son negativos y provocan desequilibrios en los ecosistemas, incluso pueden echar abajo todo el sistema por completo. Por ejemplo, a nivel de ecosistema, se genera la pérdida de conectividad y por ende el flujo genético, cambios en el microclima, afectaciones a los ciclos biogeoquímicos (ciclos del agua, carbono, nitrógeno, etc.), se desencadenan procesos de sucesión ecológica y competencia, lo que puede suscitar la desaparición local e incluso la extinción de flora y fauna, disminuyendo así la biodiversidad. A nivel de especie, disminuye el número de individuos reproductivos llevando a reproducción entre parientes cercanos (endogamia), lo que generará problemas en el número de descendientes y su supervivencia, agravándose el problema con cada nueva generación.
Por último, las afectaciones indirectas a los seres humanos incluyen problemas en el mantenimiento de los servicios ecosistémicos (calidad y disponibilidad de agua, regulación climática, captura de carbono, polinización, recreación, etc.); generación de islas de calor urbanas al eliminar por completo los hábitats naturales originales dentro, y en la periferia, de las ciudades; erosión y pérdida de suelo (fertilidad de suelos); incremento en la incidencia de «plagas» (ratas, cucarachas, chinches, termitas, hormigas, etc.), y un mayor contacto entre especies silvestres y poblaciones humanas, lo que ocasiona problemas de transferencia de enfermedades (zoonosis, enfermedad de Chagas, COVID-19, SIDA, Zika, Dengue). En conjunto, estos problemas repercuten en la cultura y la economía de las sociedades.
¿Cómo se evalúan los efectos y qué se puede hacer para contrarrestarlos?
Una de las formas de identificar y evaluar los procesos de fragmentación y pérdida de hábitat es por medio de la Ecología del Paisaje, la cual tiene como objetivo estudiar el comportamiento de los paisajes en espacio y tiempo. Básicamente, lo que se hace es usar mapas o imágenes de satélite de un área, pero en diferentes tiempos para entender y cuantificar los cambios en las diferentes coberturas del suelo (bosque, uso agrícola, urbano, etc.) a lo largo del tiempo. Una vez identificados los cambios y sabiendo la configuración y composición del paisaje actual, se pueden aplicar fundamentos matemáticos (por ejemplo, teoría de grafos) para identificar los parches de hábitat que son más importantes para mantener la conectividad, de tal forma que los recursos disponibles puedan enfocarse a la conservación y restauración de zonas prioritarias para el mantenimiento funcional de los ecosistemas.
Otra disciplina que puede ser aplicada para robustecer las evidencias con el fin de promover una toma de decisiones más certera, son los de la Genética/Genómica del Paisaje, la cual no solo considera el aspecto espacial y temporal, sino que además incluye la información genética de las poblaciones con el fin de identificar las poblaciones con mayores posibilidades de adecuación (mayor diversidad) y conocer las fronteras para el movimiento de sus genes (polen y semillas). Esto, en conjunto, nos ayudará a dilucidar cómo ha cambiado el paisaje, qué zonas son las más importantes para mantener conectadas las poblaciones y así poder dirigir los recursos para conservarlas, protegerlas y buscar restaurarlas usando las semillas de los individuos más aptos para cada zona, sin poner en riesgo la funcionalidad natural de las poblaciones y el ecosistema.
Un par de casos en Michoacán
El efecto de la fragmentación y pérdida del hábitat en Michoacán, por efecto antrópico, es claro y ha sido evidenciado por muchos estudios. Uno de ellos comparó la configuración y composición del paisaje dentro de la eco-región denominada meseta Purépecha entre 1986 y 2016, con el objetivo de cuantificar los cambios e identificar zonas prioritarias para mantener la conservación. Ellos detectaron que existen cambios considerables en el uso del suelo, donde las presiones de los cultivos agrícolas predominantes (aguacate y frutillas) son fuertes, provocando la disminución de los hábitats forestales (por ejemplo, bosques de pino y encino). Por otro lado, pudieron identificar los fragmentos de hábitat más importantes para mantener la red de conectividad y los individuos de las poblaciones con mayor poder adaptativo (diversas genéticamente) y sus límites de dispersión, con el fin de usar la descendencia de estos individuos para restaurar estas zonas específicas.
Otro trabajo en desarrollo, considera la fragmentación del hábitat, por efectos naturales, de una especie endémica de pino, la cual está considerada en peligro de extinción (Pinus rzedowskii) y que se encuentra en la zona serrana del municipio de Coalcomán, en Michoacán. Este trabajo busca identificar qué aspectos del ambiente han moldeado la distribución de la especie a lo largo del tiempo y saber qué tan diferentes, genéticamente hablando, son las poblaciones. También busca modelar cómo fue su distribución hace varios miles de años, cómo es ahora y tratar de definir cómo será su distribución futura bajo los efectos del cambio climático, considerando las condiciones ambientales, pero además el estatus genético, e indirectamente, su capacidad adaptativa.
Para concluir
Como has podido notar, la fragmentación del hábitat es un proceso complejo, pero nada alejado de nuestra realidad. Sus efectos no solo tienen influencia en poblaciones de plantas y animales, sino que también en las sociedades humanas, teniendo un gran costo en varios niveles.
Nuestra subsistencia depende del correcto funcionamiento de los ecosistemas, pero su funcionamiento pende de un hilo por las actividades antropogénicas actuales. ¿No crees que es tiempo de exigir un cambio en la forma en cómo aprovechamos los recursos naturales, producimos nuestros alimentos y planeamos el crecimiento urbano?
Agustín Molina-Sánchez. Estudiante del Programa Institucional de Doctorado en Ciencias Biológicas, Área temática de Conservación y Manejo de Recursos Naturales, Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, Michoacán.
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Patricia Delgado-Valerio. Profesora e investigadora, responsable del laboratorio de Genética de la Facultad de Agrobiología «Presidente Juárez», Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, Michoacán.
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García D. (2011). Efectos biológicos de la fragmentación de hábitats: nuevas aproximaciones para resolver un viejo problema. Ecosistemas, 20(2-3). https://revistaecosistemas.net/index.php/ecosistemas/article/view/18
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Molina-Sánchez A., Delgado P., González-Rodríguez A., González C., Gómez-Tagle Rojas A. F. y López-Toledo L. (2019). Spatio-temporal approach for identification of critical conservation areas: a case study with two pine species from a threatened temperate forest in Mexico. Biodiversity and Conservation, 28, 1863-1883. https://www.researchgate.net/publication/332880277_Spatio-temporal_approach_for_identification_of_critical_conservation_areas_a_case_study_with_two_pine_species_from_a_threatened_temperate_forest_in_Mexico