Las sociedades y las células presentan similitudes en algunos aspectos, por ejemplo, en el uso eficiente de los recursos energéticos. Si bien es cierto que dichos recursos son muy distintos para las sociedades y para las células, en ambos sistemas, estos recursos permiten realizar y comprometerse con ciertos procesos para el adecuado desarrollo de las mismas. La abundancia y el aprovechamiento de los recursos, que interpretamos como riqueza en las sociedades, se traduce en un progreso apropiado; en el caso de las células, los niveles energéticos elevados permiten, entre otras cosas, la proliferación celular. Sin embargo, la escasez de recursos muestra, en ambos sistemas, efectos nocivos que pueden conducir al colapso de una sociedad o a un decremento del crecimiento, incluso a la muerte de las células. Por lo tanto, la regulación de los niveles energéticos en las sociedades y en las células puede predecir el destino de estas.
Palabras clave: Células, economía, energía, sociedad.
Javier Cervantes-Rodríguez Víctor Meza-Carmen La economía es un factor que a todos nos interesa, en especial cuando no alcanzamos a cubrir lo mínimo necesario en la adquisición de alimentos y otros satisfactorios. Pero déjanos decirte que esto no es un factor reciente. En el transcurso de la historia, el hombre ha tratado de subsistir en grupos poblacionales o sociedades con diversas reglas y normas que permitan un control de las mismas. Un aspecto de control de suma importancia es la posesión y el uso de los diferentes recursos materiales de origen natural, alimentos y bienes que se interpretan como riqueza (tierras cultivables, agua, oro, petróleo, etc.). Además, las sociedades generan recursos intangibles que son de igual o mayor valor que los anteriores, como lo es una sociedad altamente educada para aprovechar al máximo los recursos naturales y las riquezas. Se especula que una de las razones de las guerras entre las primeras sociedades fue la escasez de alimentos, lo cual las orilló a tomar decisiones de invadir y de entrar en conflictos con grupos vecinos por la imperante necesidad de hacerse de sus recursos. Por lo tanto, una necesidad básica de la sociedad es tener los suficientes recursos en términos de alimentos y de energía necesarios para su subsistencia y crecimiento. La acumulación y el aprovechamiento de los distintos recursos, trajo consigo sociedades más organizadas en todos los sentidos, incluyendo mejores ejércitos y sistemas de asistencia social, así como sistemas de educación de alto nivel. Una economía sana permite crear condiciones de bienestar, generando una mayor educación y preparación para usar su máximo potencial y, por supuesto, para crear las condiciones de inversión tanto pública (salud, educación, etc.) como privada (industrias de todo tipo), lo que a largo plazo redundará en un notable desarrollo y permitirá estar mejor preparadas para adaptarse a un futuro tan dinámico. El aprovechamiento de los recursos y la sofisticación en la organización de las sociedades, aumentan las probabilidades de mantenerse con éxito a lo largo de los años. Por el contrario, el derroche conduce al declive. El impacto destructor de la escasez, derivado de la mala administración de los recursos, puede llevar al debilitamiento de la economía, factor que podría contribuir en gran medida al colapso/muerte de las sociedades, tal como ocurrió con uno de los grandes imperios: el Romano. Dicho imperio surgió unos 30 años antes de Cristo y finalizó alrededor de los años 476-493 de nuestra era, aunque su influencia permaneció con Constantinopla hasta el siglo XIV. El territorio que controlaba este imperio, en su momento de máximo esplendor (siglos I y II después de Cristo), abarcó desde el Atlántico al oeste y al este, hasta los bordes de los mares Caspio y Rojo, con la región septentrional de la Gran Bretaña al norte, mientras que al sur colindó con el desierto del Sahara (Imagen 1). Es decir, logró invadir y conquistar un territorio de cerca de 6 millones de km2 (para verlo en contexto, México tiene cerca de 2 millones de km2). Pero una mala administración de los recursos, pugnas internas y guerras civiles, debilitaron y condujeron a que este increíble imperio sea hoy solo un recuerdo. En otro orden jerárquico, en cierto sentido, las células de los animales (entre ellos los seres humanos) se parecen mucho a una sociedad humana. Las células pueden percibir con eficiencia su estado energético (económico), ya que en su interior existen diversas proteínas (biomoléculas importantes) que perciben a cada instante la concentración (es decir, la cantidad) de otra molécula, más pequeña, pero fundamental desde el punto de vista energético, llamada ATP (adenosín trifosfato). En términos generales, el ATP se une físicamente (es decir, «se les pega») a ciertas proteínas clave que controlan el metabolismo y, de esta manera, les indica a estas proteínas la cantidad de ATP que existe en la célula en un momento dado. Esta unión genera la activación, o la represión, de la función de dichas proteínas, las cuales deciden múltiples eventos importantes en la biología de una célula, como el crecimiento cuando hay mucha energía, es decir, cuando hay niveles elevados de ATP. Por el contrario, cuando hay bajos niveles de ATP, las células deciden parar la generación de nuevas células. Incluso si son demasiado bajas las concentraciones, se puede activar un tipo de muerte celular denominada apoptosis. Dependiendo de la cantidad de energía, esta define el destino celular. Por otra parte, un crecimiento descontrolado de las células en un tejido en particular, seguramente disminuirá la función de otras células que están en la vecindad, como sucede en los procesos cancerosos. Para crecer de manera desmedida, las células cancerosas usan grandes cantidades de recursos energéticos del organismo con el objetivo de satisfacer su propio crecimiento, lo cual contribuye a una mayor afectación de diversos órganos del individuo. A manera de analogía, al igual que este crecimiento celular desmedido y sus consecuencias negativas en la salud, la expansión de los imperios también consume recursos económicos de diversos tipos de los países intervenidos y, como lo dicta la historia, este crecimiento desmedido tarde o temprano terminará debilitando al mismo imperio, o en su contraparte, el desarrollo celular excesivo acabará con la muerte del individuo. Como podemos apreciar, tanto las células como las sociedades tienen aspectos en común en términos del aprovechamiento de la energía, o del uso adecuado de una economía energética, para poder crecer y desarrollarse y, al igual que las células, las sociedades necesitan de puntos de gobierno que controlen la generación y los flujos de recursos que garanticen su viabilidad.
Lagunas-Rangel F.A. (2024). Mamíferos y cáncer. Saber Más, número, 27-31. https://www.sabermas.umich.mx/archivo/articulos/665-especial-salud/1379-mamiferos-y cancer.html#:~:text=Los%20mam%C3%ADferos%20han%20desarrollado%20varios,Uppsala%20University%2C%20Uppsala%2C%20Suecia Mark J.J. (2018). El Imperio Romano (traducido por Mallorquín M.). World History Encyclopedia. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-100/el-imperio-romano/
Resumen
Profesor adscrito a la Facultad de Contaduría y Ciencias Administrativas,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, Michoacán.
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Profesor adscrito al Instituto de Investigaciones Químico Biológicas,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Morelia, Michoacán.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.https://pixabay.com/es/illustrations/casa-sustentabilidad-5591476/
Economía y sociedad
Territorio conquistado por el imperio Romano en su máximo esplendor (siglos I y II después de Cristo). Tomada de https://visualunit. me/2016/04/15/mapa-del-imperio-romano
¿Dónde está el éxito de las sociedades?
Sociedad humana y célula animal ¿En qué se parecen?
El éxito de las sociedades y de las células depende del uso eficiente de los recursos
Año 14 / Número 80 / 2025
RECIBIDO: 26/08/2024; ACEPTADO: 04/12/2024; PUBLICADO: 14/05/2025