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Agricultura sostenible en acción

Escrito por Dulce Milagros Cruz-Hernández y Karla Lissette Silva-Martínez

ARTÍCULO

Agricultura sostenible en acción

Dulce Milagros Cruz-Hernández y Karla Lissette Silva-Martínez
Año 14 / Número 80 / 2025
RECIBIDO: 30/06/2023; ACEPTADO: 18/02/2024; PUBLICADO 14/05/2025

Resumen

La agricultura de conservación es un enfoque sostenible que busca mejorar la salud del suelo, reducir el uso de agroquímicos y mejorar la eficiencia en el uso de recursos como el agua y los nutrientes. Se basa en tres principios fundamentales: cobertura vegetal permanente, rotación de cultivos y labranza mínima. Estas prácticas ayudan a conservar la biodiversidad, proteger los recursos hídricos y mitigar el cambio climático. Surgió como respuesta a los problemas de la agricultura tradicional, como la degradación del suelo y la contaminación. Aunque requiere inversión inicial, a largo plazo puede aumentar la rentabilidad y sostenibilidad agrícola.

Palabras clave: Regeneración, rotación, suelos.

Dulce Milagros Cruz-Hernández
Estudiante del Programa de Maestría en Producción Pecuaria Tropical,
Tecnológico Nacional de México, Instituto Tecnológico Superior de Tantoyuca.
Veracruz, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Karla Lissette Silva-Martínez
Docente del Programa de Maestría en Producción Pecuaria Tropical,
Tecnológico Nacional de México, Instituto Tecnológico Superior de Tantoyuca.
Veracruz, México.
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

¿Qué es la agricultura de conservación?

La agricultura de conservación es un conjunto de prácticas agrícolas que tienen como objetivo preservar y mejorar la salud del suelo, reducir el deterioro de la superficie de la tierra, reducir el uso de agroquímicos, mejorar la eficiencia en el uso del agua y los nutrientes, al mismo tiempo, busca promover la sostenibilidad y la conservación de los recursos naturales a largo plazo para beneficio de las siguientes generaciones.

La agricultura de conservación se centra en mantener y mejorar la productividad agrícola, al tiempo que se minimiza el impacto negativo en el medioambiente, implementando prácticas como el mínimo laboreo del suelo, el mantenimiento de una cobertura vegetal permanente y la rotación de cultivos. La agricultura de conservación se considera beneficiosa tanto para el medioambiente como para los agricultores y para la población consumidora de alimentos agrícolas. Al reducir la erosión y mejorar la salud del suelo, ayuda a conservar la biodiversidad, proteger los recursos hídricos y mitigar el cambio climático. También aumenta la productividad y la rentabilidad a largo plazo al reducir la dependencia de insumos costosos y mejorar la eficiencia en el uso de recursos como el agua y los nutrientes.

 

¿Qué desencadenó el uso de la agricultura de conservación?

El motivo principal detrás de la creación de la agricultura de conservación es abordar los desafíos y problemas asociados con los métodos de agricultura tradicional. Los enfoques tradicionales de agricultura involucran arado intensivo, empleo excesivo de químicos y la siembra de los mismos cultivos en las mismas tierras año tras año, lo cual ha provocado problemas como la degradación del suelo, la contaminación del agua y la dependencia a agroquímicos costosos.

Ejemplo de estas prácticas tradicionales es la tala de árboles, la quema de residuos de cosecha, lo cual da como resultado la pérdida de biodiversidad, causando la escasez de tierras fértiles para la producción de alimentos. El arado del suelo de manera excesiva es una fuente significativa de emisiones de gases de efecto invernadero debido al combustible que se consume. El uso de la agricultura de conservación se desencadenó por los problemas ambientales, la degradación del suelo, la escasez de recursos, el cambio climático y las demandas de mercado que exigían prácticas agrícolas más sostenibles y amigables con el medioambiente.

 

Principios básicos de la agricultura de conservación

La agricultura de conservación se basa en tres principios básicos que guían las prácticas agrícolas sostenibles y la gestión de los recursos naturales. Estos principios son:

 

Cobertura total del suelo. La cobertura del suelo implica mantener una cubierta vegetal sobre el suelo durante la mayor parte del tiempo, ya sea mediante la siembra de cultivos de cobertura o dejando los residuos de cultivos anteriores en el campo, estos residuos se descomponen en el suelo y liberan nutrientes esenciales como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, lo que ayuda a mejorar la fertilidad del suelo.

Los residuos de cosecha también ayudan a retener la humedad del suelo al actuar como una capa protectora que reduce la evaporación del agua del suelo, así como disminuir la necesidad de riego, ayuda a proteger el suelo de la erosión por el viento y el agua, ya que la capa protectora de los residuos de cosecha evita que los vientos y las fuertes lluvias arrastren la tierra. También mejora la calidad del suelo al aumentar la materia orgánica, e incrementa la actividad de organismos beneficiosos en el suelo.

 

Rotación de cultivos. La rotación de cultivos es una práctica agrícola que implica alternar el cultivo de diferentes especies de plantas en un área de tierra en diferentes temporadas. La rotación de cultivos es una práctica agrícola sostenible que puede proporcionar una serie de beneficios ambientales y económicos para los agricultores y la sociedad en general. Esta práctica puede incluir la incorporación de cultivos leguminosos que fijan nitrógeno en el suelo, lo que reduce la necesidad de fertilizantes nitrogenados. Permite diversificar los ingresos de los agricultores al cultivar diferentes especies de plantas que pueden tener diferentes demandas en el mercado.

 

Remoción mínima del suelo. La labranza mínima o nula implica minimizar o eliminar completamente el arado del suelo durante las actividades agrícolas, como la siembra, el cultivo y la cosecha. En lugar de voltear o revolver el suelo, se utilizan técnicas como la siembra directa o mínima labranza, donde las semillas se siembran directamente en los residuos de cultivos anteriores sin labrar el suelo. Se utiliza para preservar la estructura y la fertilidad del suelo.

La siembra directa disminuye la necesidad de maquinaria pesada y de labranza intensiva, lo que reduce la cantidad de energía necesaria y los costos asociados con la labranza, también puede limitar las emisiones de gases de efecto invernadero al reducir la necesidad de combustibles fósiles, lo que a su vez contrarresta la huella de carbono de la agricultura.

 

¿Es fácil la adaptación a estas técnicas agrícolas de conservación?

Aunque la adopción inicial de las prácticas de agricultura de conservación puede requerir cierta inversión y ajustes en los sistemas de cultivo, a largo plazo puede dar como resultado una mayor rentabilidad. La reducción en el uso de insumos, como fertilizantes y pesticidas, y el mejor manejo del suelo pueden disminuir los costos de producción y aumentar los rendimientos sostenibles.

La agricultura de conservación es un enfoque agrícola que se ha adaptado a diferentes contextos y condiciones de producción en todo el mundo. Aunque los principios básicos de la agricultura de conservación son universales, las prácticas y las tecnologías específicas que se utilizan para implementarla pueden variar según las características de cada región, tipo de suelo, clima y cultivo.

Por ejemplo, en regiones áridas o semiáridas, la agricultura de conservación puede incluir prácticas como la labranza cero, la cobertura del suelo con residuos de cosecha y la rotación de cultivos para reducir la erosión del suelo y mejorar la retención de agua. En regiones con suelos degradados o compactados, se pueden utilizar prácticas como la siembra directa, la fertilización orgánica y la incorporación de cultivos de cobertura para mejorar la calidad del suelo y la productividad.

El cambio climático y sus efectos, como sequías, inundaciones y aumento de la temperatura, han tenido un impacto significativo en la agricultura. La agricultura de conservación se considera una estrategia adaptativa frente al cambio climático, ya que puede ayudar a mitigar sus efectos al preservar la salud del suelo, mejorar la retención de agua y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En resumen, la agricultura de conservación es un enfoque flexible y adaptable que puede ser implementado en una amplia variedad de contextos y sistemas de producción. El éxito dependerá de la comprensión y adaptación de las prácticas y tecnologías específicas a cada situación, así como de la colaboración entre agricultores, investigadores, estudiantes y la población consumidora.

 

Abad F.J., Marín D., Imbert B., Virto I., Garbisu C. y Santesteban L. G. (2023). Cultivos de cobertura bajo la vid: impacto en las propiedades físicas y biológicas del suelo en un viñedo mediterráneo de regadío. Ciencia Horticultura, 311(1), 111-797. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.scienta.2022.111797

 

Báez-Pérez A., Limón-Ortega A., Ramírez-Barrientos C.E., Ortega-Villalobos I.A. y Olivares-Arreola E.A. (2020). Efecto de biofertilizantes y agricultura de conservación en la producción de trigo en un Vertisol. Terra Latinoamericana, 38(3), 569-581. https://doi.org/https://doi.org/10.28940/terra.v38i3.649

 

Oliveira M., Barre P., Trindade H. y Virto I. (2019). Diferentes eficiencias de leguminosas de grano en rotaciones de cultivos para mejorar la agregación del suelo y el carbono orgánico a corto plazo en un Cambisol arenoso. Investigación de suelo y labranza, 186(1), 23-35. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.still.2018.10.003