Experimentación con animales: Vidas para la ciencia

Escrito por Patricia Frías Álvarez y Gustavo Ortiz Millán

En los últimos años nos hemos enfrentado a un sinnúmero de retos médicos, sanitarios, ecológicos y tecnológicos, los cuales hemos logrado sortear, en gran medida, gracias al desarrollo de la ciencia y de la tecnología. Hoy en día, resulta evidente la importancia que tiene el desarrollo tecnocientífico para el bienestar humano. Pero también se busca que el conocimiento científico tenga beneficios incluyentes a otras especies. Los animales utilizados en experimentación son una parte primordial de los componentes fundamentales del desarrollo científico. La ciencia actual utiliza a los animales en una amplia variedad de campos del conocimiento, como en la investigación básica, aplicada, militar y en la docencia. Sin embargo, el beneficio directo y tangible del uso de animales en experimentación es primordialmente humano, aunque también los animales pueden beneficiarse, como en el caso de investigaciones para medicina veterinaria. Recordemos que todos aquellos productos químicos que llegan a nuestras manos, tales como los antibióticos, medicamentos, vacunas, e incluso el maquillaje, fueron desarrollados durante años de investigación y experimentación con animales. Actualmente, a nivel mundial, se utilizan en el quehacer científico una gran variedad de grupos animales, que van desde primates no humanos hasta pequeños gusanos.

 

¿Qué es la experimentación con animales?

Antes de enfocarnos en los animales que son utilizados para experimentación, platiquemos acerca de qué es la experimentación con animales. La experimentación con animales se refiere a cualquier procedimiento experimental llevado a cabo en un organismo que pertenece a la categoría taxonómica Animalia. ¿Qué es un procedimiento? Aquí nos podemos ayudar de la definición utilizada por la Directiva del Parlamento Europeo, que la define como «cualquier utilización invasiva o no invasiva de un animal para fines experimentales u otros fines científicos, con resultados predecibles o impredecibles, o para fines educativos, que pueda causarle un nivel de dolor, sufrimiento, angustia o daño duradero, equivalente o superior al causado por la introducción de una aguja conforme a la buena práctica veterinaria». La definición nos deja ver que, ante los ojos de la ciencia, los animales son objetos de uso para fines experimentales, científicos y educativos, pero también son seres sintientes, es decir, capaces de sentir dolor, sufrimiento y angustia.

 

¿Cuáles y cuántos animales son usados en experimentación?

Los tipos de animales no humanos utilizados para experimentación cubren una amplia gama de taxones. Especies que no podríamos imaginar que son utilizadas en investigación son sujetos de estudios experimentales. Los mamíferos roedores como los ratones y las ratas son las especies comúnmente más utilizadas en laboratorios; sin embargo, roedores como conejos, cuyos, hamsters y jerbos, también son utilizados. Otros animales mamíferos como alpacas, borregos, cabras, ciervos, cerdos, ovejas y vacas igualmente se usan. Asimismo, se hace uso de animales con mayor cercanía al humano como caballos, gatos, hurones y perros. Cabe recalcar el uso de primates no humanos como macacos, monos y babuinos. Quisiéramos destacar que también existe una amplia gama de animales no mamíferos que son utilizados en experimentación, tales como codornices, gallos, reptiles, ranas, ajolotes (axolotl), sapos, peces cebra, salmones, truchas, acociles, calamares, pulpos, sepias, insectos (por ejemplo, mosca de la fruta) y nemátodos.

Un estudio calculó un estimado del número de animales utilizados con fines científicos durante el 2015 en 179 países, incluyendo a México. Los resultados fueron abrumadores, ya que se estimó un total de 79.9 millones de animales utilizados bajo procedimientos científicos. Estudios previos a esta estimación dicen que en la década previa al estudio (esto es, de 2005 a 2015), hubo un incremento del 36.9% en el uso de animales en experimentación, puesto que, para el 2005 se estimó el uso de 58.3 millones de animales para fines científicos, incluyendo a todos los mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces y cefalópodos (como los pulpos). Sin embargo, estas cifras no incluyen a los taxones utilizados en la experimentación, ni a los crustáceos (por ejemplo, los acociles), insectos (como las moscas de la fruta), ni a los nemátodos (gusanos).

 

Países y experimentación animal

Los diez países que utilizan el mayor número de animales con fines experimentales son China, Japón, Estados Unidos, Canadá, Australia, Corea del Sur, Inglaterra, Brasil, Alemania y Francia. En lo que respecta a México, se estima que se encuentra entre los primeros 24 países con mayor número de animales utilizados en investigación. Las cifras obtenidas del número de animales utilizados en procedimientos científicos a nivel mundial no son exactas, por lo cual se deben realizar estimaciones. Esto se debe a que existen países que cuentan con una autoridad encargada de obtener los datos oficiales, mientras que, en la mayoría de los países, entre los que se incluye México, no existe una autoridad u órgano regulador que muestre los datos oficiales del conteo total del número de animales utilizados en experimentación.

 

Sintiencia animal y ética en el uso de animales en experimentación

Investigaciones neurofisiológicas, neuroquímicas y etológicas recientes, han demostrado la sintiencia animal, que es definida como la capacidad de muchos animales de tener experiencias como gozo, placer, dolor o miedo. La capacidad que tienen los animales de sentir estados emocionales positivos y negativos nos hace entender que el disponer de ellos conlleva responsabilidades. No solo debemos enfocarnos en el dolor físico que experimentan, sino también se debe tomar en cuenta una perspectiva integral de su salud física y un bienestar mental. Tomando en cuenta que la experimentación con animales continúa, y ante la irrefutable evidencia científica de la sintiencia animal, surge la obligación de que cualquiera que utilice actualmente animales para experimentación, debe proveer el máximo bienestar y evitar, en todo lo posible, el sufrimiento innecesario.

En la década de los 60 se establecen los principios rectores para el uso ético de animales en procedimientos experimentales. Estos principios, conocidos como las 3 Rs, forman parte de los cimientos que regulan el uso de animales en la experimentación. Las 3Rs son: Reemplazo, Reducción y Refinamiento. «Reemplazo» es entendido como la aplicación de métodos que sustituyen el uso de animales. «Reducción» se refiere a los métodos que ayudan a reducir el número de animales que se usan en experimentación. «Refinamiento» lo podemos entender como los métodos que ayuden a minimizar cualquier dolor, angustia o sufrimiento innecesario y que mejoren el bienestar animal. Actualmente, se habla de la Responsabilidad como la cuarta R, aunque esta se encuentra inmersa en los tres principios rectores y es un término conceptual; es fundamental que todos aquellos involucrados en la experimentación animal la cumplan en su trabajo diario.

En lo que respecta a los métodos alternativos, estos se pueden dividir en dos categorías: los reemplazos absolutos y los reemplazos parciales. Los reemplazos absolutos evitan el uso de cualquier animal en investigación, como lo serían los modelos matemáticos y computacionales, cultivos celulares, cultivos de tejidos y los voluntarios humanos. Los reemplazos parciales incluyen el uso de tejidos y células de animales matados con fines científicos. Los reemplazos parciales también incluyen el uso de animales que, basados en los avances científicos existentes y en el pensamiento científico actual, no son considerados capaces de experimentar sufrimiento. En esta categoría se encuentran algunos invertebrados, por ejemplo, la mosca de la fruta y los gusanos nematodos. Actualmente se busca el reemplazo absoluto en la experimentación animal.

 

Desmitificando la experimentación animal

Diversas investigaciones han desmitificado la idea de que los resultados de todos los experimentos con modelos animales se pueden aplicar directamente a los humanos. Se sabe que menos del 10% de los descubrimientos realizados en ciencia básica a través de experimentación con animales ingresan al uso rutinario clínico, lo que significa que el 90% de los descubrimientos en animales fracasan en el tratamiento humano. Los datos mostrados son abrumadores, lo que nos lleva al reto de enfrentar el cambio del paradigma actual, consistente en la idea del uso indispensable de animales en la experimentación, como motor del desarrollo científico

Las bases que en un principio sustentaban el uso de animales en experimentación, hoy en día están siendo derribadas. Se debilitan los argumentos a favor del uso de animales en experimentación por motivos éticos, por evidencias científicas y metodológicas, aunadas al desarrollo de nuevas tecnologías y herramientas más precisas. La abolición del uso de animales en experimentación se podrá lograr gracias al trabajo continuo y colaborativo entre la ciencia, la tecnología, la filosofía y la ética. La obtención de beneficios directos al humano por la experimentación animal debe someterse a un escrutinio ético profundo y parar. Sabemos que se seguirán usando animales en experimentación, pero resulta imperativo no causarles daño ni, en aras del conocimiento, tomar lo más valioso que tienen: su vida.

Para Saber Más: 

 

Leyton, F. (2016). «Dilemas bioéticos y controversias de la investigación con animales», en Ruiz de Chávez, M.H. (coord.), Gaceta Conbioética. Temas Selectos de Conbioética, Comisión Nacional de Bioética/Secretaría de Salud, México, pp. 162-175.

http://www.conbioetica-mexico.salud.gob.mx/descargas/pdf/2016/TESE_DIG_Web.pdf#page=164

 

Taylor, K. y Álvarez, L.R. (2019). An estimate of the number of animals used for scientific purposes worldwide in 2015. Alternatives to Laboratory Animals, 47(5-6), 196-213. https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/0261192919899853.

 

Téllez-Ballesteros, E. y Vanda-Cantón, B. (2020). Cuestionamientos éticos a la generación de conocimiento en la investigación biomédica con animales no humanos. Revista de Bioética y Derecho, 49, 173-189.

https://scielo.isciii.es/pdf/bioetica/n49/1886-5887-bioetica-49-00173.pdf

Dra. Patricia Frías Álvarez.  Doctora en Ciencias Biomédicas, estancia posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México, México.

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Dr. Gustavo Ortiz Millán. Investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México, México.

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