Mitos y realidades sobre las abejas

Escrito por Karina Sánchez-Echeverría y Pablo Cuevas-Reyes

Fotografía: Miguel Gerardo Ochoa Tovar

Las abejas son insectos que evolucionaron de una avispa hace al menos 100 millones de años. Se pueden reconocer por la presencia de estructuras que les ayudan a recolectar el polen: pelos plumosos o ramificados y estructuras en su abdomen y patas, así como partes bucales especializadas para colectar néctar. Cuentan con seis patas, dos pares de alas y el cuerpo dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. Desde su aparición en la tierra, la función que han desarrollado es la de polinizar las plantas con flores, es decir, hace posible la fecundación de ellas y, por lo tanto, la producción de frutos y semillas indispensables para la supervivencia de muchos animales incluidos los humanos, lo que las convierte en uno de los insectos más importantes ecológica y económicamente, su trabajo ha sido valuado en 153 mil millones de euros a nivel mundial. A continuación, te aclaramos algunos mitos y realidades que se tienen acerca de ellas.

 

Todas las abejas son amarillas con rayas negras

Seguramente les ha pasado que cuando alguien hace referencia a algún suavizante de telas o cereal, lo primero que se viene a nuestra mente es una botella del suavizante de color rosa y el cereal de caja azul con un tigre, debido a que son productos muy reconocidos para la mayoría de la gente y/o llevan mucho tiempo en el mercado, pero eso no significa que sean los únicos o los mejores que tenemos.

Lo mismo sucede con las abejas, ya que cuando se escucha hablar de ellas, nos imaginamos a esa amarilla con rayas negras o cafés, que produce miel, que alguna vez nos ha picado y que es muy agresiva. Quizás sea porque son muy abundantes, fáciles de distinguir por su color, tamaño y las podemos observar prácticamente en cualquier lugar, hasta en el cine (Bee movie). La abeja a la que nos referimos es Apis mellifera o mejor conocida como la abeja de la miel, la cual llegó a América en el siglo XVII con los colonos europeos y fue domesticada para fines económicos, lo que significa que no es originaria de nuestro continente, por eso se le considera como exótica.

En México existen aproximadamente dos mil especies de abejas nativas, de un total de veinte mil especies registradas en todo el mundo. Presentan una gran variedad de colores que van desde amarillos, cafés, negros, verdes, azules, así como tamaños muy variados de pocos milímetros hasta tres o cuatro centímetros, por lo que no todas son como nosotros las imaginamos o conocemos.

En la abeja Ptiloglossa sp., se observa la anatomía característica de las abejas: cabeza, tórax y abdomen,
la presencia de pelos y tres pares de patas. Fotografía de Jorge Mérida.

Las abejas son agresivas y pican

Existen varios argumentos que harían tomar como cierta esta aseveración, por ejemplo: 1) a la mayoría de las personas les ha picado una o varias veces una abeja a lo largo de su vida, 2) se observan o escuchan noticias sobre ataques, y 3) hasta una película sobre abejas asesinas existe. Si se comienza a indagar un poco sobre estos eventos, se darán cuenta que las participantes son las de la miel (Apis mellifera) o, en su defecto, avispas.

A pesar de que Apis es una especie que aún conserva su aguijón funcional, es muy poco frecuente que se comporte de manera agresiva, a menos que se sienta amenazada ella o su colonia; cuando la amenaza proviene de un humano responden con su vida ante tal situación, esto es así porque la piel de los humanos es más gruesa, su aguijón se queda atascado cuando pican y al intentar volar parte de su aparato digestivo se desgarra al quedar unido al aguijón.

A diferencia de Apis, la mayoría de las abejas nativas no pican, ya que su aguijón no es funcional o inclusive no lo presentan, y pensarán, entonces, ¿cómo hacen para defenderse de sus depredadores? Utilizan sus mandíbulas, es decir, muerden y aquí el dolor será mucho menor porque no hay presencia de veneno, más que la fuerza de su mandíbula.

 

Producen miel

Efectivamente, las abejas son de los pocos insectos que producen miel; sin embargo, se llega a pensar que todas la producen y no es así, ya que menos del 7 % de las especies del mundo la hacen. Para darnos una idea más clara de lo que esto representa, tendríamos que recordar que existen veinte mil especies diferentes en todo el mundo y de las descritas para México, solo dos especies Melipona y Trigona, además de Apis (la abeja exótica), almacenan cantidades considerables de miel.

Y como dato importante, antes de la llegada de Apis a América ya se consumía miel en México, y es que en Mesoamérica el cuidado de las abejas se ha registrado desde la época prehispánica. En la cultura maya, por ejemplo, se cuidaban a las que no tenían aguijón (Meliponas y Trigonas), las cuales eran su principal fuente de miel; estas vivían en los troncos huecos de los árboles de la selva, por lo que sus colonias eran cortadas y trasladas a sus comunidades.

Esta actividad se realizaba con mucho respeto, pues consideraban que los dioses eran dueños de las abejas, inclusive tenían al dios abeja conocido como Ah Mucen Kab, así que, la miel era utilizada con fines religiosos, medicinales, en la preparación de bebidas y como pago de tributo o trueque. Esta actividad se sigue conservando en varios estados de la República mexicana, principalmente en Chiapas, Campeche y Yucatán.

 Tres especies de abejas: A) Centris flavofasciata; B) Augochlora smaragdina; C) Anthidiellum apicale. Fotografías de Jorge Mérida.

Viven en colonias llamadas colmenas

Debido a que la mayoría solo reconoce como abeja a Apis mellifera, es muy común que se llegue a pensar que todas tienen un comportamiento similar y que todas viven en comunidades grandes donde hay una reina, zánganos (macho) y obreras dentro de una colmena o conocido popularmente como panal que ellas mismas fabrican, pero esto no es del todo cierto, ya que solo aplicaría para muy pocas especies, entre ellas Melipona y Trigona. La mayoría (más del 90 %) viven solas, es decir, son de comportamiento solitario y por lo tanto no construyen una colmena, por el contrario, viven en el suelo, ¡sí en el suelo! Allí hacen su nido (hoyo), ponen sus huevos y dotan de alimento a su futura descendencia, la cual no cuidarán.

 Abejas de la especie Diadasia sp. entrando a su nido. Fotografía de Jorge Mérida.

 Las abejas están en peligro de extinción

Los insectos, particularmente las abejas, son el polinizador principal de muchos cultivos agrícolas y plantas silvestres; sin embargo, en los últimos años esta actividad se ha visto amenazada y cada vez existe mayor evidencia que sugiere una pérdida sustancial de este y otros polinizadores a nivel mundial.

Específicamente entre los años 2006 y 2007, iniciaron las publicaciones de la pérdida a gran escala de colonias de abejas domesticadas Apis mellifera; durante la primavera e invierno de estos años, apicultores de 35 estados de Estados Unidos reportaron tasas inusualmente altas de pérdida. Este evento ha sido llamado Síndrome del Colapso de las Colonias o CCD por sus siglas en inglés (Colony Collapse Disorder), y tiene como principal síntoma la presencia de pocas abejas obreras adultas en la colmena. Curiosamente, no hay presencia de los cadáveres y no existen signos externos de alguna enfermedad, al parecer, tienen una muerte súbita en el campo cuando salen a forrajear (buscar alimento).

Cabe resaltar que la mayor parte de la información disponible sobre el declive de las abejas, es sobre la especie domesticada Apis mellifera; no obstante, las nativas también están siendo afectadas. Por ejemplo, se ha reportado una disminución en las poblaciones de abejorros (Bombus sp.) y abejas nativas de varias partes del mundo.

Se han propuesto numerosas causas de estas pérdidas; sin embargo, varias investigaciones señalan que podría ser una combinación de varios factores, la mayoría de ellas causados por el hombre: intensificación del uso de la tierra para la agricultura y la ganadería, uso de agroquímicos, invasión de plantas y animales no nativos, enfermedades (ácaros, bacterias, virus), destrucción del hábitat, deforestación, urbanización y cambio climático.

Es bueno saber más acerca de las abejas para quitarnos los mitos y ver la realidad a las que ellas se enfrentan.

 

Para Saber Más:

Danforth, B. (2007). Bees. Current biology, 17(5), 156-161. https://www.cell.com/current-biology/pdf/S0960-9822(07)00826-3.pdf

 

Garza-González D.A. y Canto A. (2020). Abejas nativas y abejas africanizadas: ¿amigas o enemigas? Desde el Herbario CICY, 12, 58-63. https://www.cicy.mx/Documentos/CICY/Desde_Herbario/2020/2020-03-19-Garza-Diego-Canto-Las-abejas-nativas.pdf

 

Quezada-Eúan J. y Ayala-Barajas R. (2010). Abejas nativas de México. La importancia de su conservación. Ciencia y desarrollo, 36, 8-13. https://www.cyd.conacyt.gob.mx/archivo/247/Articulos/AbejasNativas/AbejasNativas1.html

 

Karina Sánchez-Echeverría. Estancia Posdoctoral CONACYT, Facultad de Biología, Laboratorio de Ecología de Interacciones Bióticas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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Pablo Cuevas-Reyes. Profesor e Investigador de la Facultad de Biología, Laboratorio de Ecología de Interacciones Bióticas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

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