La Ciencia en el Cine

HER (ELLA)

Escrito por Horacio Cano Camacho

Juguemos a imaginar un poco, o un mucho, según veremos adelante: El día de hoy me levante temprano y una voz en la habitación me recuerda mis pendientes del día: pasar a la tesorería y firmar el convenio, entregar al Director de la Facultad la solicitud al Consejo, solicitar que la reunión de evaluación se posponga para el 18 del mes. A las 11:00 AM recibo a Israel, a las 12:30 llamar a la Maestra Naborina para indagar si la carta de postulación está lista, y un largo etcétera. La voz que recuerda mis pendientes, cálida y familiar, también me ofrece preparar un café mientras me aseo y me pregunta si lo prefiero capuchino, macciato o espresso…

Cualquiera puede pensar ¡que asistente tan eficiente! Sin embargo, en la habitación, como en toda la casa no hay nadie, además de su servidor, claro. Quien habla es mi computadora. Este artilugio está conectado a mi teléfono, a la tableta, a la computadora de mi laboratorio y al equipo de sonido de mi automóvil. Conforma un “ecosistema” completo entre todos estos accesorios y los electrodomésticos, televisión, iluminación, aire acondicionado y cuantos aparatos “inteligentes” tengo en casa u oficina. A mi solicitud los controla y lo más notable, va aprendiendo mis preferencias y se anticipa. Sabe que prefiero la habitación fresca, el café espresso, la iluminación no muy intensa. Conoce además las fechas de cumpleaños de mi familia y amigos y llegado el caso, les manda una felicitación por la red y en los casos que yo le autorice pide algún libro o disco y los envía…

Poco a poco mi computadora, o más exactamente el sistema operativo que la controla se va encargando de todas esas tareas rutinarias de mi vida y me va descargando de ellas. A veces me recomienda un libro y me lo envía a la tableta, incluso lo lee en voz alta para mí, cuando estoy cansado y solo quiero escuchar su voz…

¿Qué tipo de relación puedo establecer con una máquina? ¿Hasta dónde puedo distinguir la realidad del artilugio virtual? ¿Puedo llegar a establecer alguna relación confusa y desconocida con esa voz virtual que sabe todo de mí y en gran medida me da seguridad y hasta ternura? Esta es la reflexión que acomete la película que hoy recomendamos: Her o en español Ella, cinta escrita y dirigida por Spike Jonze (2014). Con Joaquin Phoenix en el papel principal (Theodore Twombly) y Scarlett Johansson haciendo la voz de la computadora.

Este director saltó a la fama con una película de culto ¿Quieres ser John Malkovich? En la que analiza la posibilidad de establecer un puente entre la realidad y la mente del famoso actor. Esta cinta recibió numerosos premios y el favor de la crítica. Ahora regresa con otra apuesta muy arriesgada, pero en mi opinión, muy lograda.

Theodore Twombly es un hombre solitario y melancólico que va saliendo de una relación tormentosa. Se dedica a escribir cartas de amor para una empresa que vende correspondencia personalizada para clientes que han perdido la capacidad de comunicar sus emociones y pensamientos a sus congéneres. Theodore mismo es este tipo de gente y su matrimonio fracasó por esa incapacidad de expresar sus propios sentimientos. En contraste, es un escritor de cartas muy exitoso. Allí, en la soledad de la oficina y frente a una máquina puede explayarse y con total libertad decir lo que siente… para los clientes.

Nuestro protagonista adquiere un nuevo sistema operativo OS1, que se presenta como el primer sistema con verdadera inteligencia artificial: intuitivo, conectado a todo y capaz de simular “sentimientos humanos”. Twombly lo configura con una voz cálida, sensual y rasposa (Scarlett Johansson) que por lo menos a mí, me gusta mucho. OS1 toma el control de su teléfono, aparatos domésticos, discos duros y trabajo y comienza a manipular, dirigir o consentir a su dueño, hasta que la barrera entre un voz hecha de código binario se confunde con la realidad en la mente del solitario (y necesitado de ternura) protagonista.

Al ver la película es inevitable no recordar otras “máquinas” que en la literatura y el cine han asumido esa relación confusa con los humanos: Rachel, la replicante de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y basada en la novela “Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Philip K. Dick. O la más famosa de todas las computadoras humanizadas, HAL 9000, en 2001, una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968). Como sus antecesores, OS1 aprende rápidamente a imitar con precisión cualquier patrón de comportamiento humano, hasta establecer la ilusión de que se trata de humanos reales en la mente de sus dueños-víctimas.

Existen estudios serios que nos hablan de ciertas conductas empáticas o incluso de dependencia que se desarrollan en usuarios de teléfonos “inteligentes” así como entre usuarios de redes sociales. Estos trabajos demuestran que en muchos usuarios, sobre todo jóvenes, la pérdida o la confiscación del equipo les desarrolla estados de depresión, de la misma manera que la recuperación les activa zonas del cerebro de la misma manera que la voz de una persona amada. Los sistemas de interacción con los equipos, tal como SIRI en los iPhone están aún lejos de la “inteligencia artificial”, pero ya pueden asumir ciertas tareas de control de agenda, reservaciones de restaurantes, localización de amigos, activadas con la voz y sabemos que Apple trabaja en desarrollos biométricos con la finalidad de conectar sensores de temperatura, ritmo cardiaco, presión arterial a nuestro teléfono con la finalidad de que estas variables sean interpretadas por el aparato para emitir recomendaciones o contactar con el médico si así se requiere.

No cuento más, vean la película, es excelente, su dirección, su fotografía, la ambientación y las actuaciones de Phoenix y la voz de OS1 son memorables. El punto es que trata de un tema de mucha actualidad: ¿Cuántas veces no hemos escuchado de personas que se transforman en las redes sociales y actúan en el anonimato como personajes absolutamente distintos a lo que son? ¿Cuántos de nosotros no nos hemos sorprendido experimentando una suerte de empatía con nuestras máquinas, tabletas y teléfonos? El tema de la película es inquietante y sin duda cada día, dado el avance tecnológico estaremos más sorprendidos e inquietos ante el mismo. Una buena manera de iniciar la reflexión de la relación que guardaremos frente al desarrollo de las redes sociales, smarphone y tabletas cada día más sofisticadas. ¿Será que yo le soy infiel a mi esposa con mi iPad?

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