Jorge Contreras Garduño

Escrito por Horacio Cano Camacho/Roberto Carlos Martínez Trujillo

Obtuvo la licenciatura en Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de México (2001), realizando sus tesis “Preferencias de concha en el cangrejo ermitaño Coenobita compressus: el papel del volumen interno, peso y el grosor de la concha”. Sus estudios de doctorado en ciencias los realizó en el Posgrado en Ciencias Biomédicas del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (2007), logrando el grado con la investigación “Respuesta inmune y selección sexual en la libélula territorial Hetaerina americana”. Asimismo, realizó una estancia Posdoctoral en el Instituto Nacional de Salud Pública con el Proyecto “Inducción de inmunidad en vectores del dengue y malaria en América Latina: una nueva estrategia para prevenir y bloquear la transmisión”.

Entre otras investigaciones científicas, ha estudiado sobre los mecanismos fisiológicos de la elección de pareja y la competencia por parejas (selección sexual) como: mecanismos cerebrales en hembras o machos cuando eligen pareja, la respuesta inmunitaria y la resistencia a estrés oxidante durante el cortejo.

En inmunología evolutiva, ha estudiado las causas de la variación de la respuesta inmunitaria en invertebrados y sus consecuencias en la adecuación. Dentro de esta línea actualmente indaga la relevancia de la memoria inmunitaria innata desde el punto de vista de sus costos y beneficios, así como la evolución del dimorfismo sexual en la respuesta inmunitaria.

Como organismos modelo de estudios, los estudios los realiza con alacranes, gallina ciega, tenebrios, mariposas, grillos, nemátodos y humanos.

Desde 2015, es Profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), UNAM campus Morelia. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II. Ha dirigido múltiples tesis de licenciatura y posgrado, a la vez publicado una cantidad considerable de artículos en varias revistas especializadas. 

El doctor Jorge Contreras está dedicado al estudio de la selección de pareja y conducta reproductiva en animales ¿Doctor, cómo definiría su línea de investigación?

Soy etólogo y estudio el comportamiento animal desde cuatro puntos de vista: Mecanismos fisiológicos neurológicos que desencadenan la conducta ¿cómo se desarrolla? ¿cuál es su función actual? y ¿cómo evoluciona? Más, cuando me dediqué al tema de la evolución de la elección de pareja, trabajaba yo sobre un sistema inmune, atributo muy señalado en las hembras y de ahí me hice inmunólogo evolucionista.

 

¿Qué elige una hembra de un macho?

Es una pregunta muy compleja, igual a la de por qué elige atributos muy desarrollados como, en el pavo real, la cola larga o una danza o cantos u olores. Esto nos lleva a preguntarnos: Si es que elige ¿por qué lo elige? Detrás de esto hay señales como la fisiología, la genética de los animales, lo que llama la atención de la hembra, y otras señales más.

 

Estas características físicas, finalmente reflejan otras cualidades. ¿Por ejemplo, un plumaje muy colorido qué puede significar?

Puede reflejar que un macho es resistente a los parásitos, también resistente al estrés oxidante, o que es bueno para forrajear… En fin…

 

…también tienden a tener más éxito reproductivo, son  mejores proveedores, cuidan mejor el nido… Por cierto,  hablando de los extintos dinosaurios, hubo especies  que  ostentaban elementos vinculados a la conducta reproductiva, algunos inclusive tenían plumaje, eran muy cercanos a las aves… 

Justo, leí un artículo en el que se ha intentado reconstruir la selección sexual de los dinosaurios y muestra que había especies que ostentaban atributos más elaborados

 

¿Hay una explicación respecto a la monogamia en ciertas especies? ¿La conducta monógama en la naturaleza está probada? ¿En los humanos, la monogamia  tiene que ver con aspectos biológicos o socioculturales? ¿Qué piensa de esto?

Yo creo que evolutivamente somos polígamos, tal vez tendiendo a la monogamia, reforzados por reglas culturales o  sociales. Pero varios artículos demuestran que en sociedades que parecen ser completamente monógamas, cuando se ve la paternidad de los niños, hay poligamia.

 

¿Podremos explicarnos a nosotros mediante el estudio de otras especies?

Precisamente, lo que hacemos los etólogos, o ecólogos conductuales, es tratar de entender en general a la naturaleza del comportamiento, la conducta y la elección de pareja. Se  pensaba que sólo nosotros los humanos elegíamos pareja. Pero ahora vemos que lo hacen diversas especies, por lo que a través de su estudio podremos entender nuestra propia biología.

Esto es interesante, y podría serlo también inquietante. Uno  se pregunta por qué en algunas sociedades los hombres son tan agresivos con las mujeres, a la vez por qué hay animales agresivos con las hembras de su propia especie y también de otras. El problema en esto es no caer… ¡como en justificaciones!

Eso nos cuesta a los etólogos cuando transmitimos estas ideas. Por ejemplo: en referencia a un artículo científico que publicamos en la revista “Science”, apareció luego una noticia en la que a los autores se nos calificó de “racistas” y “machistas”, cuando lo único que pusimos en la mesa fue que los hombres eligen la feminidad de las mujeres y que ocurre independientemente de su nacionalidad. Después, nosotros vimos que esa feminidad se relaciona con la salud de ellas.

En fin, estudiar nuestra conducta humana hasta el punto de vista biológico, es justo la propuesta que tenemos varios investigadores de 45 países. Queremos analizar cómo funciona nuestro comportamiento en diferentes países y culturas en busca de que emerja nuestra conducta biológica.

 

¿Por qué o el cómo de tu decisión de estudiar estas materias?

Me ha gustado y llamado la atención el tema de la evolución:  el por qué los bichos tienen rasgos muy extravagantes, el cómo es posible que una hembra evada la cópula con uno y no con otro, que los grillos elijan a los que cantan más… Pero me interesaba en especial qué pasa en el cerebro de estas hembras, dónde nace su conducta de elección. Esto lo hemos analizado en el laboratorio. Y trabajando en esto, un amigo finlandés que comenzó a liderar los estudios de evolución de la conducta en humanos, me invitó a participar en ese proyecto. ¡Yo no quería trabajar en humanos!

Sin embargo, yo creo que a todos nos interesa saber de dónde venimos, por qué somos así. Y particularmente, en mi caso, saber los por qué de nuestro comportamiento. Esto me ha llevado a preguntarme cómo elegimos pareja. Así fue que pasé de los animales no humanos a nuestra especie.

 

¿Este último interés surgió desde cuando eras estudiante de biología?

Sí, sí. A mí me interesaba, en general, estudiar la conducta.  Después, los estudios de optimización de la conducta en cangrejos ermitaños. Yo veía, en una concha elegida por los cangrejos, los atributos de mayor beneficio para su crecimiento y los  reproductivos. De ahí  brinqué  a la parte de selección sexual, que es un tema muy diverso, al igual que el de la selección natural.

 

¿Qué otras cosas te gustan, además de andar buscando en  la intimidad de las especies?

Yo soy anarquista. Me gusta mucho el punk y de vez en cuando voy a conciertos con un amigo que es locutor. Los fines de semana los paso con mi familia, me gusta mucho estar con mi hijo y mi esposa, salimos y nos despejamos. Otra cosa que me apasiona es la parasitología, el sistema inmune, materias que las veo como si fuesen una carrera armamentista ¡como una guerra!

 

¿Etología? No sé si te has preguntado, cuánta gente te puede decir en la calle qué es etología, ¿Tú, cómo lo ves?

Que ya no está de moda. Cuando comenzó a gustarme, en los medios de comunicación encontrabas programas sobre animales de la BBC, de “National Geographic”… En fin, el estudio de la conducta animal, estaba en auge. Y justo fue eso lo que me llamó a ver los documentales. Luego conocí a un par de etólogos y al ver lo que hacían, y cómo les apasionaba, me dije “yo quiero ser como ellos”, como Hugh Drummond y Constantino Macías, quienes me ayudaban a estudiar algunas cosas sobre el comportamiento.

 

¿Pudieran ser encontrados genes de la conducta, una especie de genes maestros, cuyo desarreglo genere a su vez un desarreglo profundo de comportamientos, por ejemplo, reproductivos o de violencia?

No hay genes maestros, pero sí hay grupos de genes que controlan nuestro comportamiento. Por ejemplo, en mi área hay genes que favorecen la monogamia o la poligamia y que actúan en el cerebro.

 

¿Qué tiene que hacer ahora un joven para estudiar la etología? En México no hay esa carrera.  

Lo primero, preferentemente es estudiar para ser biólogo o ecólogo, y ya terminando la carrera podrá hacer la tesis de licenciatura en esa área. Actualmente, somos muy pocos investigadores, comparados con otras áreas, los que trabajamos el tema de la conducta animal.

 

¿En México, hay un congreso de etología o actividad académica sobre el tema del comportamiento?

Hemos estado debatiendo la posibilidad de un congreso. Lo que sí hacemos desde hace 23 años es un curso internacional. Yo fui a ese evento como estudiante de licenciatura y ahora participo como profesor o en el comité académico junto con otros colegas que cada año nos reunimos ahí. Asisten, entre otros, psiquiatras, psicólogos, médicos, químicos y biólogos, ya que analizamos la base biológica del comportamiento.

 

Ojalá haya más investigadores, puesto que  nuestro sustrato biológico no lo podemos hacer a un lado o ignorar.

¡Exactamente! A mí ahora me interesa mucho saber, no nada más cómo se comportan los insectos, sino también tratar de entender nuestra conducta a partir de analizar la conducta de diferentes especies.

 

¿Quiénes participan contigo? ¿Recibes a estudiantes de licenciatura?

Ahora formamos ya un grupo grande. Somos como 14 entre los de posdoctorado, doctorado, maestría y licenciatura. Y me interesa mucho formar estudiantes desde la licenciatura, les pongo atención y no dejo que mis doctores o posdoc se encarguen de ellos, me gusta hacerlo yo de manera directa.

 

¿Antes de terminar, pudieras hacer una invitación a los jóvenes, decirles por qué estudiar la carrera de etólogo?

Sí. No solo pueden estudiar la  evolución de la elección de pareja. Si les interesa saber ¿Por qué los hermanos compiten? ¿Por qué los padres y sus hijos a veces pelean? ¿Por qué la pareja se pelea? ¿Cómo es que salimos a buscar la comida y otros recursos? ¿Por qué somos agresivos? ¿Somos agresivos o somos realmente entes cooperativos? Todo eso y más lo podremos estudiar mediante la carrera de etología.