DR. ALEJANDRO MARTÍNEZ PALACIOS

Escrito por Fernando Covián Mendoza y Roberto Carlos Martínez Trujillo

{phocadownload view=file|id=26|target=s}

Versión para lectores Kindle

Lo convertimos en un vergel

Nos decían que era tierra muy buena…

 

¿Por qué decidió ser científico? ¿Cómo y cuándo ocurrió?

Ocurrió a los ocho, nueve años de edad. En mi tierra natal, Comaltitlán, en Chiapas, a mí me gustaba hacer almácigos de frutales de guanábana, de papaya, de mango, de naranja y otros frutales. Mi inquietud era saber cómo una semilla, esa pequeña estructura, generaba una planta. A esa edad y siendo de provincia, para mí era sorprendente. Teníamos allá un terreno que había sido basurero de botellas de cristal. Lo convertimos en un vergel, mi madre con flores y plantas ornamentales y yo con frutales, y la gente venía al terreno a comprar tierra (era arena, vidrio, basura), nos decían que esa tierra era muy buena porque ahí se daban papayas muy grandes, mismas que nosotros vendíamos en el pueblo.

Aquello no era otra cosa más que el cuidado, el amor que se le tenía a las plantas… Alguien en algún momento dijo que desde esas fechas yo había sido botánico. Desde entonces nunca quité la mira en llegar a ser un investigador, para cultivar plantas, solucionar problemas de enfermedades de plantas, para estudiar más sobre el porqué de las cosas…

La vida me llevó a varios sitios, estuve a punto de trabajar la tesis de licenciatura sobre contaminación de corales en Mérida, pero por alguna causa aquello no funcionó, volví a encarrilarme en el área de botánica, en cultivo de tejidos y rescate de orquídeas en el Jardín Botánico IB-UNAM y en la conservación genética de Agave victoriae-reginae en la misma institución.

Actualmente estoy colaborando en el eslabón de investigadores del Sistema Producto Agave Mezcalero de Michoacán, sistema integrado por diversos eslabones, donde uno de los puntos a desarrollar es poder sacar de la extinción a la materia prima del mezcal, Agave cupreata o maguey chino como se conoce en la región, ocasionada por la sobreexplotación del recurso silvestre y la ausencia en campo de clonar o generar hijuelos por la vía vegetativa, fenómeno muy común en otros magueyes. El mezcal, es uno de los productos terminales de los usos de este maguey y por cientos de años ha sido fuente de empleo de innumerables comunidades marginadas de diversos municipios del estado.

¿Dónde realizó sus estudios superiores?

Yo salí a los 16 años de Chiapas con la familia, buscando oportunidades (provengo de una familia humilde). Nos fuimos a radicar en México. Allí estudié la carrera, la Maestría y el Doctorado en la UNAM.

Todos estos logros fueron gracias a unos padres que siempre me apoyaron a pesar de los traspiés que se presentaron durante la preparatoria. Estoy muy agradecido con mi padre que ya falleció y con mi madre que está viviendo con mis hermanas fuera del país.

¿Qué más le gusta además de su profesión?

Como me orienté hacia el área de la conservación, me gusta participar con comunidades marginadas, con gente que ha vivido del recurso natural y que ahora está en peligro ese, su recurso, creo que podemos salvarlos, el recurso y las fuentes de empleo que han venido perdiéndose… Me nombraron presidente del eslabón de investigadores del sistema de producto agave mezcalero e interactúo con muchos de mis colegas investigadores que se han ido integrando. Me gusta trabajar en equipo, aunque por el tema estuve un tiempo aislado. Soy franco, los malos entendidos me gusta aclararlos en su momento. Esto es parte de las reglas que tenemos en el laboratorio mis colegas y yo, así trabajamos a gusto los tres, no dejamos crecer los problemas de relaciones personales. Actualmente ya empezamos a interactuar, nos ha costado, porque somos de líneas muy diferentes, pero ya estamos trabajando en colaboración, igual que con colegas de la propia Universidad Michoacana y de otras instituciones del país.

¿Cuándo llegó a la Universidad Michoacana?

En enero de 1999. Llegué después de haber terminado mi doctorado, tenía la oportunidad de ir a Sonora, a un centro de CONACyT para estudiar la genética de los agaves del noroeste del país y en el último momento salió la oportunidad de venir a la bella Morelia e iniciar la formación del departamento de Botánica en el INIRENA.

Alejandro Martínez Palacios, es investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IIAF), biólogo con experiencia laboral y docente en actividades relacionadas con la propagación, manejo y conservación de recursos fitogenéticos.

{jcomments on}