Tabaquismo y tuberculosis: Una relación tóxica

Escrito por Andrea Monserrat Negrete-Paz

Durante mucho tiempo se sospechó que existía una asociación entre el consumo de tabaco y el desarrollo de la tuberculosis, pero… ¿qué se sabe ahora? La realización de estudios recientes y la revisión de algunos realizados en el pasado, parecen brindar pruebas que permiten establecer un vínculo entre ambos. El tabaquismo y la tuberculosis son dos padecimientos que afectan principalmente a los pulmones, son completamente distintos ya que uno es ocasionado por la nicotina -componente principal del cigarrillo- y el otro es de origen bacteriano. Sin embargo, ambos mantienen una asociación desconocida para los fumadores. En este artículo contestaremos la siguiente pregunta: ¿El consumo de tabaco facilita el desarrollo de la tuberculosis?

 

Fumar, ¿es tan malo como dicen?

Efectivamente, el consumo de tabaco es un importante problema de salud pública, es considerado hoy día como la principal causa de muerte prevenible a nivel mundial. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo causa la muerte de casi siete millones de personas al año, es decir ¡casi la población total de países como Serbia o Paraguay! 

 

Además, hablamos de un problema bastante antiguo. En 1954 un médico, Alton Ochsner, publicó un libro bajo el título “Smoking and Cancer” (Fumar y cáncer) en el cual establecía una relación entre el cigarrillo y las enfermedades pulmonares. Esto le valió ser ridiculizado como anticientífico. Sin embargo, 10 años más tarde, en 1964, un reporte del folleto científico Surgeon General de los Estados Unidos, confirmó la estrecha relación entre el cáncer de boca y pulmonar con el consumo de tabaco. A partir de este hecho, la alarma cundió entre la comunidad científica y la preocupación fue creciendo en la medida en que se fueron adelantando más investigaciones que arrojaban datos alarmantes sobre las causas del consumo del tabaco. Actualmente se sabe que el consumo de tabaco es una causa potencial para la aparición de cáncer de pulmón, laringe, faringe, esófago, vejiga, riñón y páncreas. Además de producir diversas alteraciones como enfermedades cardiovasculares, enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular, enfermedad vascular periférica, entre otras.

 

Asociación de tabaquismo con tuberculosis

Se ha demostrado que el consumo frecuente de tabaco ocasiona entre otras alteraciones la pérdida de los cilios bronquiales (son como "escobitas" que limpian el moco bronquial) lo cual permite que las partículas tóxicas del cigarrillo alteren la mucosa bronquial y pulmonar, produciendo graves modificaciones.

En nuestros pulmones se encuentran un tipo muy especializado de células denominadas macrófagos alveolares, piensa en los macrófagos como grandes máquinas comedoras de células. Su nombre de hecho significa "gran comedor" en griego. Los macrófagos son los tipos de glóbulos blancos más grandes, aún muy pequeños para que los puedas ver con tus ojos, pero suficientemente grandes para que puedan llevar a cabo el importante trabajo de limpiar los virus no deseados, bacterias y partes de células muertas que llegan hasta los tejidos como los pulmones. Los macrófagos no comen células de la misma manera que tú comes tu comida. En su lugar, estas máquinas comedoras se tragan los virus y las bacterias. Esto se llama fagocitosis. Primero, el macrófago rodea la partícula no deseada y se la traga. Luego, el macrófago la rompe en trocitos mezclándola con enzimas que están guardadas en sacos especiales llamados lisosomas. Los residuos que quedan son luego expulsados fuera de la célula como desperdicios. Se ha demostrado que las alteraciones causadas por el consumo del tabaco ocasionan una disminución de la capacidad fagocitaria de los macrófagos alveolares, por lo que estas células no podrán “comerse” a las bacterias que puedan llegar a nuestros pulmones, por ejemplo:

Mycobacterium tuberculosis, la bacteria causante de la tuberculosis en humanos.

 

Tuberculosis, ¿una enfermedad milenaria e indestructible?

La tuberculosis es uno de los padecimientos más antiguos de la humanidad. Los hallazgos más antiguos de la afectación humana por tuberculosis fueron descubiertos en momias pertenecientes a la pre- dinastía egipcia (3500-2650 a.C.) y en restos humanos ubicados en Suecia e Italia que datan del período Neolítico. Sin embargo, no fue hasta el año de 1882, cuando el Dr. Robert Koch anunció el descubrimiento de Mycobacterium tuberculosis, la bacteria que en esa época causaba la muerte a una de cada siete personas que vivían en los Estados Unidos y Europa. Hoy en día sigue siendo una de las principales causas de muerte por un agente infeccioso, inclusive por encima del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Hablamos de una bacteria que ha acompañado a la humanidad por miles de años y podría presumirse que se tiene un gran conocimiento acerca de la misma, sin embargo a fines del siglo pasado se observó el resurgimiento de la tuberculosis en la mayoría de los países en desarrollo y desarrollados, en parte por la pandemia de SIDA, también por el aumento de las poblaciones vulnerables y de las migraciones derivadas de guerras y hambrunas. Pero, en su mayor parte, por el descuido en que cayeron los programas de control en la mayoría de los países.

Se pensó que con el advenimiento de una quimioterapia eficaz el problema desaparecería casi espontáneamente. Desafortunadamente, estas expectativas no se cumplieron. Más aún, debido al mal uso de los medicamentos, ha surgido el fantasma de una nueva epidemia, la de la tuberculosis multirresistente, hablamos de aquella que no responde a los antibióticos usados tradicionalmente para su erradicación.

 También conocida como tisis, consunción o plaga blanca, la tuberculosis es una enfermedad principalmente pulmonar que se transmite de una persona a otra. Cuando una persona enferma con tuberculosis, tose o estornuda, el aire se llena de gotitas que contienen la bacteria. La inhalación de estas gotitas infectadas es el modo más usual en que una persona puede contraer la enfermedad.

 

Entonces ¿qué riesgo corro de contraer tuberculosis si soy fumador?

Es realmente aterrador, pero el consumo de tabaco multiplica a más del doble el riesgo de enfermar de tuberculosis, es un factor de riesgo independiente del consumo de alcohol y de otros factores de riesgo socioeconómicos. Los estudios más conservadores demuestran que alrededor de 13 al 20% de los casos de tuberculosis a nivel mundial pueden ser atribuidos al consumo del tabaco. Este “mal hábito” puede llegar a favorecer la evolución de infección tuberculosa latente a enfermedad pulmonar.

 

¿De qué se trata esto?

Cuando la bacteria es inhalada y logra resistir los mecanismos de defensa primarios de nuestro cuerpo (el moco, por ejemplo) llega hasta la parte baja de los pulmones, allí diferentes tipos de células como los macrófagos -de los que hablamos antes- pueden llegar a contener a la bacteria, encerrándola en un cúmulo de células que le impiden reproducirse y que evitan que se llegue a presentar la enfermedad, a esto se le conoce como infección tuberculosa latente. Este estado de contención puede mantenerse a lo largo de nuestra vida y podríamos jamás desarrollar tuberculosis, pero también puede darse el caso en que diversos factores alteren nuestra salud, ya sea que nuestro sistema inmune se debilite, o que el consumo de sustancias como el tabaco propicien las condiciones idóneas para que la bacteria pueda escapar y entonces provocar la aparición de la enfermedad pulmonar activa.

Por si fuera poco, el ser fumador aumenta las probabilidades de recaída después del tratamiento contra la tuberculosis e incrementa la tasa de mortalidad.

Ahora ya lo sabes y la decisión es tuya, ser fumador activo o pasivo aumenta sustancialmente el riesgo de sufrir tuberculosis y de morir por esta causa.

¡Cuídate y evita esta relación tóxica! 

PARA SABER MÁS

Jeanneth, R.L., Silvia R.S., Elizabeth R.V., y Rosa V.B. (2010). Consumo y dependencia al tabaco como factor asociado a la tuberculosis pulmonar. Rev. Eferm. Herediana, 3(1):37-42. http://www.who.int/tb/challenges/tobacco/es/

González-Tapia, M. y Vivas-Bombino L. (2012). Tuberculosis pulmonar y tabaquismo en la Atención Primaria de Salud. Rev. Cs. Med. de Pinar del Río, 16(5):35-43.

Andrea Monserrat Negrete-Paz es estudiante del Programa de Maestría en Ciencias de la Salud, de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez”; Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo  (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.).