Una tacita de antiinflamatorio ¡por favor!

Escrito por Dulce Libna Ambriz Pérez y David Ulises Santos Ballardo

Una infusión es una bebida preparada a base de hierbas, hojas y/o flores, las cuales se sumergen en agua caliente y se dejan reposando durante algunos minutos. Seguramente todos hemos escuchado la recomendación de beber una taza de tal o cual infusión cuando padecemos de algún dolor o inflamación, pero ¿a qué se debe la disminución de dichos síntomas?

El uso de infusiones en el tratamiento y prevención de malestares relacionados al proceso inflamatorio se remonta a los orígenes de la medicina tradicional, pero para poder entender esto, es necesario establecer primero cuáles son las causas de la inflamación. 

¿Qué es la inflamación?

La inflamación es un proceso natural de los organismos, que sirve como una defensa del sistema inmune ante la presencia de agentes patógenos o bien ante una lesión o daño estructural. El sistema inmune cuenta con varios actores que ayudan a identificar y aislar al agente causal, uno de éstos son los denominados macrófagos, los cuales se encuentran en el torrente sanguíneo y reconocen las señales de daño, inmediatamente se aglomeran en el sitio para formar una barrera física, lo que produce la hinchazón. Además, secretan una gran cantidad de sustancias que atraen a otros actores, como son los radicales libres, óxido nítrico, citocinas y prostaglandinas.

Se podría decir que la función principal de los macrófagos es amplificar la respuesta inflamatoria del organismo, con el propósito de alertar a todo el sistema inmune y ponerlo en marcha para aislar y eliminar al agente causal.

Sistema inmune e inflamación

Una de las estrategias de nuestro sistema inmune para la eliminación de los patógenos es sobre-producir especies reactivas de oxígeno, o mejor conocidos como radicales libres, los cuales funcionan como mensajeros pro-inflamatorios en el torrente sanguíneo para activar al sistema inmune, a la vez que las altas concentraciones de radicales libres son perjudiciales para el patógeno, ya que promueven la oxidación de biomoléculas como lípidos y proteínas. Sin embargo, cuando la concentración de radicales libres se mantiene alta y se prolonga en el tiempo, también resulta perjudicial para nuestro organismo.

Otra estrategia del sistema inmune es la producción de sustancias que amplifiquen la inflamación y la sensación de dolor para alertarnos de que algo no anda bien, algunas de estas sustancias se llaman prostaglandinas.

Las prostaglandinas tienen distintas funciones en nuestro cuerpo, dependiendo de su origen, éstas son sintetizadas por la acción de una enzima llamada ciclooxigenasa (COX), de la cual podemos encontrar dos tipos diferentes: COX1 y COX2. La COX1 se encarga de producir prostaglandinas que están involucradas en la formación de un recubrimiento en nuestro estómago que lo protege de la acidez, y otras que funcionan como vaso- y bronco- dilatadores. Mientras que la COX2 se encarga de producir prostaglandinas que causan inflamación y dolor en las articulaciones.

Precisamente, la mayoría de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) que prescriben los médicos, se encargan de inhibir la producción de prostaglandinas y disminuir así la respuesta inflamatoria de nuestro organismo. 

Para la inflamación… ¡una infusión!

Ahora que tenemos una idea general de cómo se lleva a cabo el proceso inflamatorio en nuestro organismo, podemos hablar de cómo actúan las infusiones para disminuirlo. En todas las infusiones que bebemos podemos encontrar una grande y diversa cantidad de compuestos fenólicos (entre otras sustancias), existen más de diez mil estructuras diferentes de estos compuestos y se encuentran distribuidos en todo el reino vegetal, su principal característica es que en su estructura tienen un grupo fenol y muchos de ellos son altamente solubles en agua.

Se han realizado un gran número de investigaciones en las que se ha comprobado que los compuestos fenólicos tienen capacidad antioxidante y antiinflamatoria interrelacionadas, aunque el mecanismo de acción de los compuestos fenólicos no ha sido del todo dilucidado, esto último no es de sorprenderse, ya que distintas características estructurales se han asociado con su capacidad antioxidante.

Los radicales libres poseen un electrón desapareado en su último orbital y esto es lo que los hace altamente reactivos, mientras que los compuestos fenólicos poseen en su estructura al menos un anillo fenol, el cual posee tres dobles enlaces y un grupo hidroxilo, estos dobles enlaces pueden estabilizar ese electrón desapareado, neutralizando al radical libre. Esta capacidad por si sola tiene un efecto antioxidante, que además de proteger a nuestro organismo del daño que pudieran producirnos los radicales libres generados durante la inflamación, también evita que los radicales libres funcionen como mensajeros pro-inflamatorios.

Además, también se ha comprobado que los compuestos fenólicos son capaces de inhibir la formación de prostaglandinas, sobre todo aquellos que forman una estructura coplanar de dos anillos, que les permite tener contacto con el sitio activo de la enzima COX; además, algunos compuestos fenólicos como la apigenina, presente en la infusión de manzanilla (Chamaemelum nobile), son COX2 selectivos, lo que significa que solo inhiben la formación de prostaglandinas que causan inflamación y dolor, lo que implica una disminución de los efectos secundarios adversos con respecto a los antiinflamatorios no esteroideos (AINES), los cuales están relacionados con la inhibición de COX1, ocasionando problemas gastrointestinales.

También se ha demostrado que algunos compuestos fenólicos son capaces de inhibir la producción de otras sustancias pro-inflamatorias como las citocinas y el óxido nítrico. 

¿Y por qué el té es la infusión más recomendada?

El té verde, negro u oolong (Camelia sinensis), contiene una gran cantidad de compuestos fenólicos como son el ácido gálico, catequinas, epigalocatequinas, quercetina y kaempferol, entre otros, éstos tienen una impresionante actividad antioxidante.

Observando la estructura de la epigalocatequina (EGC) ¿podríamos determinar a qué se debe su actividad antioxidante y antiinflamatoria? La respuesta es afirmativa, ya que es una molécula que cuenta con varias de las características que hemos mencionado anteriormente: (a) tiene grupos hidroxilo en el anillo B y en el anillo A, en las posiciones C5 y C7; (b) tiene 6 grupos hidroxilo; y (c) la EGC es un flavonol con un grupo hidroxilo en posición 4’, propiedad que le otorga una mayor actividad.

Saber Más

https://ecocosas.com/salud-natural/10-infusiones-naturales-saludables-desintoxiantes/

Ambriz-Pérez D.L. et al. 2016. Phenolic compounds: Natural alternative in inflammation treatment. A Review. Cogent Food & Agriculture, 2(1).

https://www.cogentoa.com/article/10.1080/23311932.2015.1131412.pdf

Muñoz-Velázquez E.E. et al. 2012. Comparación del contenido fenólico, capacidad antioxidante y actividad antiinflamatoria de infusiones herbales comerciales. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, 3:481-495.

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-09342012000300006

Valenzuela A.B. 2004. El consumo de té y la salud: características y propiedades benéficas de esta bebida milenaria. Revista Chilena de Nutrición, 31:72-82.

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182004000200001 

 

La Dra. en Ciencias, Dulce Libna Ambriz Pérez, de la Dirección de Valor Agregado, de la Secretaría de Agricultura y Ganadería del Estado de Sinaloa, desarrolla investigaciones en el área de alimentos funcionales y nutracéuticos principalmente.

El Dr. en Biotecnología David Ulises Santos Ballardo, actualmente es Profesor Investigador en la Maestría en Ciencias Aplicadas de la Universidad Politécnica de Sinaloa, México.