ARTÍCULO
Hemosporidios: enemigos de las aves
Fátima Guadalupe Martínez-Martínez
Resumen
Las aves enfrentan diversas amenazas como los parásitos, en específico los hemoparásitos, organismos unicelulares que habitan en la sangre y a los que se les denomina «hemoparásitos cosmopolitas». Estos parásitos causan anemia, debilidad e inclusive problemas neurológicos. Se transmiten a través de artrópodos hematófagos como mosquitos, chinches y moscas. Pero, también afectan a los humanos, siendo el paludismo o también llamada malaria, una de las enfermedades más conocidas y que es transmitida por los mosquitos Anopheles. No obstante, a pesar de ser patógenos, los hemoparásitos también desempeñan una importante función ecológica como la selección natural.
Palabras clave: Hemoparásito, malaria, vector.
RECIBIDO: 20/06/2024; ACEPTADO: 22/10/2024; PUBLICADO: 03/11/2025
Una amenaza para las aves
Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos escuchado cantar a un ave. En México, es fácil poder observarlas y escucharlas, ya que es el décimo primero con más especies de aves en el mundo. De las 10 507 especies que existen en el planeta, nuestro país cuenta con aproximadamente 1 115. Son muy importantes para los ecosistemas, puesto que tienen tareas como dispersar semillas, polinizar, controlar plagas, reciclar nutrientes y energía.
Además de su importancia ecológica, las aves enfrentan amenazas que pueden afectar su salud y su desempeño en el ecosistema: los parásitos. Estos organismos se caracterizan por vivir en el cuerpo (ya sea dentro o fuera) de otro ser vivo, conocido como huésped, causándole daño al vivir a expensas de él. A esta interacción biológica se le denomina parasitismo. A pesar de que pueden alojarse en distintas partes del huésped, hoy hablaremos de los que se hospedan en la sangre (hemoparásitos).
Los hemoparásitos son organismos unicelulares del reino Protista, el cual agrupa a todos los organismos eucariontes que no encajan en otros reinos. A nivel mundial, existen diversos grupos de hemoparásitos que infectan a las aves. En esta ocasión, nos centraremos en los hemosporidios del orden Haemosporida, conocidos como «hemoparásitos cosmopolitas», de los cuales explicaré más adelante por qué se denominan así.
Tipos de hemoparásitos
El interés por descubrir qué hemoparásitos infectan a las aves surgió en 1889, cinco años después de que se descubriera la malaria en los humanos. Hasta el momento, se han identificado alrededor de 450 especies que afectan a más de 4 000 especies de aves. Estos parásitos tienden a alojarse en el plasma sanguíneo, en los glóbulos blancos (leucocitos) o en los glóbulos rojos (eritrocitos). Entre los hemosporidios más conocidos a nivel mundial se encuentran Haemoproteus, Plasmodium y Leucocytozoon, a los cuales se les denomina «hemoparásitos cosmopolitas», lo que significa que se distribuyen ampliamente por todo el mundo.
Haemoproteus es un grupo de parásitos que puede infectar a diversos organismos, entre ellos a las aves. Les provoca cansancio, debilidad, caída de plumaje o anemia.
Plasmodium puede generar anemia, diarrea, convulsiones, parálisis e incluso la muerte.
Leucocytozoon puede desarrollar problemas neurológicos y, en consecuencia, descoordinación en el comportamiento de las aves; tiene impactos en el bazo e hígado debido a la respuesta inmune que se genera al eliminar las células sanguíneas infectadas. En casos severos, provoca dificultad para respirar.
Para los tres casos se presentan signos de debilidad, letargo y falta de actividad debido a la reducción del suministro de oxígeno a los tejidos.
¿Cómo se transmiten los hemoparásitos?
Para que los hemoparásitos se puedan transmitir es necesario que haya un vector que facilite este proceso. Los artrópodos hematófagos son invertebrados con exoesqueleto, cuerpo segmentado y patas articuladas que se alimentan de sangre; se encargan de la transmisión huésped-hospedero de los hemoparásitos. Los vectores principales encargados de esta transmisión son los mosquitos de la familia Culicidae, chinches de la familia Ceratopogonidae, las moscas negras pertenecientes a la familia Simuliidae y las moscas hipobóscidas de la familia Hippoboscidae.
Básicamente, los dos grupos de artrópodos hematófagos siguen el mismo mecanismo de infección: el vector pica al ave infectada, succionando su sangre, la cual contiene la célula sexual (esporozoíto) del parásito. Cuando estos vectores pican a otra ave sana, pueden transmitirle el parásito al inyectarle la sangre infectada. Este ciclo de transmisión es crucial para la propagación de los hemoparásitos en las poblaciones de aves.
Ciclo de vida de los hemosporidios
Como la mayoría de los parásitos, estos tienen diversas etapas durante su ciclo de vida. En el caso de los hemosporidios, estos cumplen su ciclo evolutivo en dos huéspedes, esto quiere decir que son heterógenos. En el primer huésped (mosquito o mosca) se llevan a cabo cinco etapas del desarrollo del hemosporidio: 1) gametos, 2) zigoto, 3) ooquineto, 4) ooquiste, 5) esporozoíto. Este último es la forma parasitaria que se necesita para infectar al segundo huésped. Cuando un ave sana ha sido infectada, se le transmiten los esporozoitos quienes producirán la primera generación de 6) esquizontes, quienes liberarán 7) merozoitos que tendrán la capacidad de reinfectar glóbulos rojos e inclusive tejidos (como el pulmonar). Estos gametocitos se desarrollarán hasta volverse: 8) microgameto y 9) macrogameto para seguir su ciclo de vida.
Impactos en la salud pública. ¡Hay un parásito en mi sangre!
Los humanos también estamos expuestos a enfermarnos por un hemoparásito. La enfermedad más representativa es el paludismo o malaria, transmitida por los mosquitos del género Anopheles y que, si no se trata a tiempo, podría causar la muerte. Plasmodium vivax y Plasmodium falciparum son los nombres con los que identificamos a las especies de hemoparásitos que nos infectan. Esta última especie es la que llega a ser mortal.
El paludismo es endémico de África, algunas zonas de Asia, Sudamérica y América Central. En México, alrededor del 50 % de la población habita en zonas potencialmente palúdicas. En nuestro país, la mayoría de los casos de malaria son causados por P. vivax; mientras que la incidencia de P. falciparum es muy baja, aunque existen algunas áreas en el sur del país, cerca de la frontera con Guatemala, donde se han reportado casos de malaria por P. falciparum.
Vectores y prevención de enfermedades causadas por hemoparásitos
Existen diversos factores que influyen en la abundancia y distribución de los vectores, por ejemplo, están los factores ambientales como el clima, la estacionalidad y el hábitat. Los mosquitos prefieren climas cálidos y húmedos, por lo que suelen ser más abundantes en la época de lluvias, pues buscan hábitats con disponibilidad de cuerpos de agua. Factores biológicos como la presencia de depredadores influyen en la población de los vectores, por ejemplo, aves como la golondrina consumen alrededor de 850 mosquitos por día. Sin embargo, algunos vectores se han adaptado a vivir cerca de zonas urbanas (más si les dejas agua encharcada en tu patio).
La resistencia a insecticidas en los vectores influye en el control de las poblaciones (factor genético); los factores socioeconómicos también influyen. Por ejemplo, la infraestructura de la vivienda y la disponibilidad de servicios básicos, como el saneamiento, pueden influir en la exposición de las personas a los vectores.
Al igual que en otras enfermedades causadas por los mosquitos, estos tienden a aumentar su actividad en la época lluviosa, así que hay que hacerle caso a las indicaciones que hemos escuchado con respecto a no almacenar agua en recipientes sin tapas, usar repelente, fumigar contra los mosquitos o poner mosquiteros. Recuerda que estas medidas preventivas existen para evitar complicaciones de salud por algún patógeno transmitido por estos vectores.
Función ecológica de los hemoparásitos
De seguro, para este punto de la lectura, debes estar pensando que los hemoparásitos son organismos malos. Pero, al igual que todos los organismos, influyen en los sistemas ecológicos: ayudan en la selección natural, haciendo que con el paso del tiempo las especies hospederas puedan desarrollar resistencia a los parásitos, lo cual influye en el desarrollo del sistema inmunológico de sus hospederos. Controlan poblaciones, ya que las mantienen dentro de un límite sostenible. La presencia de hemoparásitos puede contribuir a la diversidad y estabilidad de las comunidades ecológicas, porque, al limitar el éxito reproductivo de las especies dominantes, permiten que otras especies coexistan, lo que puede promover una mayor diversidad y equilibrio en el ecosistema. ¿Lo ves? La influencia de los hemoparásitos va más allá de ser solamente patógenos.
Finalmente, espero que este escrito te haya ayudado a conocer un organismo muy pequeño que, a pesar de su tamaño, puede causar serios daños a la salud de las aves y de los humanos. Sin embargo, hay que recordar que todos los organismos en el planeta, incluyendo los hemoparásitos, cumplen una función importante en los ecosistemas. Tal vez no podremos eliminarlos, ni a los vectores que los transmiten, pero sí queda en nosotros buscar la manera de prevenir una enfermedad.
Fátima Guadalupe Martínez-Martínez. Estudiante de la licenciatura en Biología, Universidad del Mar, campus Puerto Escondido. Oaxaca, México.
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