La Ciencia en el Cine

Invasión

Escrito por Horacio Cano Camacho

Series de televisión y películas que muestran a nuestro planeta siendo invadido por seres alienígenas hay montones, y desde el cine serie B de los años 40-50 del siglo pasado. Muchas de ellas están basadas, a su vez, en famosas historias de ciencia ficción y fantasía con resultados muy diversos y, en ocasiones, ya estamos cansados de la temática tan trillada. ¿Por qué abordar por enésima vez este tema? Seguro Apple también se lo preguntó. Las posibilidades del hecho, sin embargo, por remotas o improbables que sean, siguen presentes en el imaginario popular, así que ahora presentaremos una de las más recientes, la estrenada en el canal de AppleTv: Invasión, serie dirigida por David Weil (Hunters) y Simon Kinberg (X-Men) para la millonaria plataforma de televisión a la carta y que este año estrena su segunda temporada.

La pregunta principal, desde el arranque de la primera temporada, fue analizar (en la ficción, se entiende) cómo afecta al mundo de a pie una invasión alienígena. Pongamos bien firme nuestra credulidad y aceptemos que esto es posible. Un gobierno, sus ejércitos y los científicos, seguramente asumirán el hecho de manera diferente a cómo lo haríamos el resto de los mortales: una ama de casa, un hombre a punto de jubilarse, una mujer enamorada de una astronauta, una médico desilusionada de su vida cotidiana, un soldado a punto de regresar a casa luego de las innumerables guerras a las que su gobierno lo enfrenta… En fin, una persona común y corriente. Se antoja interesante.

El cine tradicional de extraterrestres nos ha acostumbrado a tres ideas básicas: primero, los extraterrestres son humanizados. Si existe vida en el universo, la imaginamos como una proyección de nosotros mismos; segundo, los extraterrestres siempre tienen intenciones aviesas, viajan millones y millones de kilómetros y probablemente de años, nada más que para dar una vuelta, realizar experimentos absurdos o conquistar el planeta, como una perversa proyección de la historia humana de colonización y explotación del más débil; y tercero, todos los extraterrestres hablan inglés.

Vamos a pensar por un momento que descubrimos que hay vida en algún punto del universo, ¿cómo sería la vida allí? Tendemos a pensar que sería como la nuestra, ya que es la única referencia que tenemos, pero cuando hablamos de vida, hablamos básicamente de información. Los seres vivos somos las únicas estructuras en el universo conocido con capacidad para autoconstruirnos, reproducirnos con invariancia relativa y heredar las instrucciones para ambos procesos. Estas tres características que distinguen a los seres vivos, son coordinadas y dirigidas por los genes. No es casual que todos los seres vivos de este planeta tengan el mismo sustrato informativo: el RNA y su derivado evolutivo el DNA, moléculas que tienen una serie de propiedades que posibilitan todas las funciones que determinan la vida, de manera que podemos imaginar que estando compuesto el universo conocido por los mismos elementos, sean algunas moléculas «parecidas» a los genes las determinen la información que sostendría la vida en otro lugar del universo.

Pero a pesar de que estamos formados de lo mismo y obedecemos las mismas leyes, en la Tierra, la diversidad de formas, funciones y estilos es muy amplio. De hecho, los seres humanos somos una especie muy reciente, minoritaria y pobremente diversa. El género Homo spp. cuenta con una sola especie viva, las otras pocas, se extinguieron. Si consideramos la basta diversidad, somos una especie minoritaria, y en el universo no tiene por qué ser de otra manera. De forma que cuando pensamos en la vida fuera de la Tierra, debemos entender que esta no necesariamente implica vida humana o humanizada, es más, ni siquiera vida «inteligente».

¿Cómo sería la vida extraterrestre? Nadie lo sabe, pero a juzgar por lo que sucede en nuestro propio planeta, sus posibilidades son amplísimas, comenzando con bacterias, levaduras, micoplasmas, amibas, paramecios y millones de formas más allá de los humanoides. En la serie que comentamos, los extraterrestres son unos ejemplares más parecidos a los paramecios —aunque grandotes— que ni intentan comunicarse, ni racionalizar nuestra vida, ni empatizar. Hacen lo que hacen otros seres vivos: compiten, aprovechan sus ventajas competitivas y nos desplazan. Para nada son parecidos a nosotros, lo cual a mí me parece muy acertado. De manera que si se llega a descubrir indicios de vida extraterrestre, es muy probable que no tenga nada que ver con lo que hemos imaginado.

Bueno, sigamos dejando bien firme nuestra credulidad. Otra especie, extraterrestre, llega a la Tierra y debe ser tecnológicamente muy avanzada, puesto que no llegó arrastrada por un cometa, o por los rayos cósmicos o por pura puntada. Vino aquí con el propósito de quedarse con nuestros recursos, pero sin nosotros… Tal como la «civilización occidental» ha hecho con sus conquistas coloniales, a lo sumo, esclavizar de alguna manera a los locales para que trabajen por la riqueza y por la gloria de los esclavistas, nada más miremos lo que está sucediendo en el África actual.

Si llegaron hasta la Tierra en naves, entonces estamos hablando de vida inteligente (por lo menos en lo que los humanos hemos definido como inteligencia: facultad para aprender, entender, razonar, tomar decisiones conscientes, construir, etcétera); asimismo, pudieron llegar con cualquier propósito, en este caso, bastante negativo para nosotros. Así que los «malos» de la serie son formas de vida capaces de pensar, razonar, aprender y resolver problemas de manera avanzada. En la Tierra, la vida inteligente está representada principalmente por los seres humanos; sin embargo, cuando se habla de la posibilidad de vida inteligente en otros lugares del universo, como en exoplanetas, no sabemos cómo sería esta forma de vida, solo podemos plantear algunas conjeturas.

Pensemos: La vida inteligente se caracteriza por su capacidad para resolver problemas complejos, aprender de la experiencia y adaptarse a su entorno, esto incluye la capacidad de desarrollar tecnología y herramientas para mejorar su calidad de vida, por consiguiente, estos seres que llegaron a la Tierra buscan eso. Esos seres pueden ser conscientes de sí mismos y de su existencia en el mundo por sus acciones en la pantalla, suponemos que sí, claramente se pelean por el espacio y el control con nosotros y se protegen unos a otros.

Cualquier forma de vida inteligente debería presentar una forma de comunicación avanzada, esto es básico. Las especies inteligentes suelen desarrollar sistemas de comunicación sofisticados que pueden incluir lenguaje hablado, escritura, tecnologías de comunicación y más, lo cual les permite transmitir información y conocimiento de manera efectiva, pero en la serie no queda muy claro, al menos les agradezco que no se ponen a charlar en inglés con los protagonistas de este lado de la contienda.

Si son inteligentes, seguro presentan una sociedad compleja. La vida inteligente tiende a organizarse en sociedades o comunidades que pueden tener estructuras sociales complejas, con normas, valores y jerarquías que, por supuesto, no tienen que ser comunes a nosotros.

Los humanos tenemos una gran capacidad para explorar y expandirnos: Las civilizaciones humanas surgimos en lo que ahora es África y pronto colonizamos todas las tierras, por necesidad, por curiosidad y con una gran capacidad para explorar el entorno, y ahora, hasta el espacio exterior. Esto explicaría la necesidad de la colonización de otros planetas o sistemas estelares.

Es importante destacar que la vida inteligente no necesariamente se parecería a la de los humanos; podría manifestarse en formas completamente diferentes, con características biológicas, psicológicas y sociales únicas. Además, aún no hemos encontrado evidencia de vida inteligente fuera de la Tierra, por lo que gran parte de lo que sabemos sobre este tema, se basa en especulaciones y la mayoría de ellas responden a la simple fantasía.

En cuanto a las «intenciones alienígenas», estas no son nada agradables, pues vienen a destruir, apropiarse, desalojarnos y punto. Podemos encontrar diversidad de enfoques en el cine, aunque la mayoría son predicciones catastróficas. Alien, de Ridley Scott (1979) que es la que más me gusta en este terreno, nos muestra a un extraterrestre terrible, a una especie depredadora que no se anda con sutilezas de comunicación o esas linduras, tal como lo hace cualquier animal cazador de la Tierra y, en este sentido, la serie de Invasión parte de este punto. Starship Troopers de Paul Verhoeven (1998) o El juego de Ender de Gavin Hood (2013), proponen una guerra permanente contra extraterrestres insectos que pretenden conquistar la Tierra.

Y bien, con tales enemigos, mejor que se enfrenten a ellos los profesionales, nosotros solo debemos buscar sobrevivir, ¿o no? Este es un punto muy interesante de la serie, cómo actuaríamos nosotros, los comunes. Algunos, sin duda, lucharían, otros contribuirían con la resistencia de acuerdo a sus capacidades y conocimientos, mientras que otros, tal vez, se pasen al enemigo o traten de «aprovechar», tal como lo podemos ver en cualquier crisis o tragedia colectiva. Después, esta serie solo recoge nuestras expectativas y temores.

Le recomiendo la serie en sus dos temporadas para un maratón o un domingo aburrido por la tarde. Es palomera, está magníficamente producida y nos puede llevar a estas reflexiones, al menos a mí sí me indujo.

 

Horacio Cano Camacho, Profesor Investigador del Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnología y Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.