La trascendental importancia de los encinos

Escrito por Susana Valencia-A

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Por su belleza, longevidad y gran tamaño, los encinos o robles resultan fascinantes para muchas civilizaciones. Estas plantas se clasifican en el género Quercus y en la familia Fagaceae; son plantas leñosas, principalmente árboles, aunque también hay arbustos. Se pueden reconocer por sus bellotas, frutos que en su interior llevan una sola semilla que nunca es liberada.

Los encinos posiblemente surgieron en el hemisferio norte a finales del Paleoceno, hace unos 55 millones de años (Ma) y tuvieron un importante evento de diversificación en el Eoceno medio (alrededor de 35 Ma), producto de grandes cambios climáticos en la tierra. Durante el Mioceno (hace 23 Ma), los encinos migraron hacia el sur creándose nuevas especies que llegaron prácticamente a todas las zonas templadas y montañosas del hemisferio norte, convirtiéndose en uno de los grupos de plantas leñosas con más especies, entre 400 y 435 en todo el mundo. México, con más de 160 especies, es el país con el mayor número de estas a nivel mundial.

Los robles han estado ligados al desarrollo de la civilización humana y han recibido gran atención en la ciencia, tanto por su relevancia en los ecosistemas, como por considerarlo un grupo modelo, es decir, un grupo ampliamente distribuido, diverso, importante ecológicamente y bien estudiado con abundantes datos que permiten entender procesos evolutivos y ecológicos. En este escrito se presenta su importancia en tres contextos: 1) para la civilización humana, 2) como parte de los ecosistemas y 3) como un grupo modelo en estudios de ecología y evolución.

Hojas y bellotas con copa escamosa de Quercus greggii. Fotografía de Susana Valencia-A.

Importancia en el desarrollo de la civilización

No todos los encinos son árboles, pero cuando decimos «encino» o «roble», evocamos árboles grandes, fuertes, de madera dura, resistentes, longevos, ¿quién no conoce la expresión «Es tan fuerte como un roble»?, haciendo alusión a personas fuertes y resistentes, características que condujeron a las civilizaciones antiguas a dar a los encinos un lugar importante, jugando un papel significativo en el folklore, en la mitología, en la religión y en la vida cotidiana.

Los encinos están ligados al desarrollo de la humanidad desde la época de las cavernas (hace aproximadamente diez mil años). La evidencia de esto son las bellotas halladas en cavernas próximas al mar Mediterráneo, sugiriendo su uso como fuente de alimento.

Posteriormente, las leyendas señalan que los Celtas establecidos a lo largo de Europa entre los años 1200 y 900 antes de nuestra era, adoraban a los árboles, teniendo un lugar muy especial para los robles o encinos a los que llamaban Kaër quez, cuyo significado se interpreta como ‘árbol hermoso’. Los encinos eran considerados árboles sagrados que simbolizaban la fuerza y la sabiduría. Los griegos los consideraban la mansión de Zeus, para los romanos lo fue de Júpiter y para los nórdicos de Thor.

Tronco y ramas con musgos y helechos epífitos de Quercus
meavei. Fotografía de Susana Valencia-A.

Los griegos los veían como los hijos de Duantria (la diosa de los robles) y los llamaron Drus que deriva de la raíz indoeuropea dreu que significa ‘sólido’, ‘firme’, ‘madera’ o ‘árbol’. La palabra Druida, utilizada para nombrar a los sacerdotes legendarios de las religiones gala y celta, se deriva de drus (‘roble’) y wid (‘ver’, ‘percibir’, ‘examinar’, ‘comprender’) y se traduce como «el que conoce al roble», tal vez haciendo alusión a que los Druidas eran considerados sabios que podían interpretar a las hojas de los robles.

Algunos pueblos consideraron al roble su ancestro directo. Los arcedianos (un pueblo español) creían que antes de haber sido humanos habían sido robles. Los helenos llamaban primeras madres a los robles. Muchas sucesiones reales se hicieron a la sombra de un roble, teniendo a este como testigo. En Francia, durante el siglo XIII, el rey San Luis IX solo podía gobernar con justicia cuando tomaba decisiones sentado a la sombra de un gran roble en el bosque de Vincennes. Algunos adivinos podían saber el futuro al oír lo que les susurraba el viento a través de las hojas de estos árboles.

Muchas civilizaciones europeas del siglo XVIII sobrevivieron a períodos de hambruna consumiendo directamente las bellotas crudas o tostadas, o bien a través de la obtención de harina y la posterior elaboración de pan, galletas y papillas. Actualmente también se usa, aunque de forma limitada para elaborar licor y como sustituto de café. En general, el consumo de bellotas por humanos es limitado y solo de forma local.

Por el contrario, en la península ibérica los cerdos terminan su crecimiento con el exclusivo consumo de bellotas. La carne obtenida de estos cerdos es altamente valorada para el consumo humano ya que posee propiedades importantes para la salud. En México no existe esta práctica de engorda, excepto a nivel local y por la falta de otro tipo de alimento para el ganado.

La madera de estos árboles es catalogada como una de las más bellas, duraderas y resistentes; lo que permite que se usen para construir muebles, mangos para herramienta, pisos, cubiertas de pared y construcciones que requieran alta resistencia. Entre los siglos VIII y XVIII, los robles fueron la fuente principal de madera para la construcción de barcos, por ejemplo, el San Mary fue construido utilizando seis mil árboles, de los cuáles el 90 % correspondía a encinos europeos. Anteriormente, los durmientes de las vías de ferrocarril eran de madera de encino.

Flores masculinas en amentos y hojas jóvenes de Quercus
crassipes. Fotografía de Susana Valencia-A.

En la industria de la vinicultura, las mejores barricas para añejar el vino son de madera de roble blanco, lo cual adiciona compuestos aromáticos a estas bebidas. Las especies más utilizadas para las barricas son Quercus alba, Q. robur, Q. petraea y Q. pirenaica (ninguna mexicana). Las de Q. alba también son utilizadas en el añejamiento del mezcal y del tequila. De cada árbol se pueden obtener hasta dos barricas, y cada barrica se utiliza solo para dos o tres añejamientos de bebidas costosas, posteriormente pueden reutilizarse para añejar bebidas consideradas de menor calidad. El tapón de corcho de las botellas se obtiene de la corteza Q. suber.

No obstante, el gran número de especies de encinos con que cuenta México, en su mayoría son subutilizados para obtener leña y carbón vegetal con un impacto fuerte en los ecosistemas. Sin embargo, en algunas comunidades se aprovecha la alta capacidad de rebrote que presentan algunas especies y hacen una explotación menos impactante, para lo cual dividen en parcelas el área de explotación y solo cortan las ramas de una de ellas, pero dejan el tronco principal para que rebrote; mientras tanto, se cortan las ramas en otra parcela, y así sucesivamente, estableciendo ciclos de corte.

La corteza de la mayoría de las especies de encinos es astringente y en México, de forma local, se le atribuyen propiedades para fortalecer la dentadura y reducir el sangrado de encías. Otra propiedad es la presencia de taninos, los cuales se usan en curtiduría, en la elaboración de pigmentos para teñir raíces con las que se tejen cestos y en la pigmentación para tatuajes. En la Sierra Norte de Puebla y en Hidalgo, es frecuente la elaboración de artesanías (trompos, collares, aretes, llaveros) con las bellotas de diferentes especies.

Su importancia difiere entre diferentes culturas, por ejemplo, en Asia han sido poco valorados, mientras que en Europa fueron una importante fuente de ingresos y, por lo tanto, se consideraron un símbolo de poder y de riqueza, lo que llevó a plasmarlos en sus banderas, escudos nacionales o monedas. En México están representados en el escudo nacional.

 

Un grupo clave en los ecosistemas montanos

Los encinos juegan un papel protagónico en el funcionamiento de muchos ecosistemas, son elementos predominantes y estructuralmente importantes en los bosques templados y subtropicales o incluso tropicales del hemisferio norte, en donde ocupan diferentes ambientes y altitudes, desde el nivel del mar hasta más de los tres mil metros de elevación.

Son plantas longevas que pueden llegar a vivir entre seiscientos y mil años. Un caso excepcional es el del roble Quercus palmeri en Arizona y California, un encino arbustivo con crecimiento clonal que se estima que tiene una edad que ronda los trece mil años. Pueden ser arbustos con apenas unos cuantos centímetros de altura o árboles pequeños de apenas dos o tres metros, o tener alturas entre los 12 y los 20 m que es la altura promedio, o bien, alcanzar tallas de hasta 60 m de alto como Q. corrugata o Q. skinnerii.

Su longevidad y el gran tamaño les permiten ofrecer hábitat y alimento estables por un tiempo prolongado a diferentes plantas y animales vertebrados e invertebrados que dependen de ellos para vivir. Muchas especies de aves, roedores, serpientes, venados, jabalíes, tepescuincles; o invertebrados como avispas, lepidópteros, arácnidos y escarabajos, encuentran en los encinos su principal hábitat y fuente de alimento. Numerosos grupos de cinípidos (avispas de las agallas) necesitan a los encinos para completar su ciclo de vida. Diversas especies de plantas habitan en encinos como las epífitas, ejemplo de ellas son algunas orquídeas, helechos, briofitas y bromelias, e incluso parásitas o hemiparásitas como el muérdago. Varias especies de líquenes arborícolas y hongos macromicetos, así como micorrícicos prefieren los encinos para desarrollarse.

Al igual que muchas otras plantas, los encinos o robles actúan como secuestradores de carbón y productores de O2 atmosférico a través de la fotosíntesis, reduciendo la contaminación del aire, lo que aunado a su larga vida será una contribución significativa. Cubren amplias superficies a través de sus raíces y su copa, de esta forma regulan la temperatura del bosque, evitan la erosión, mejoran la textura e incrementan la fertilidad del suelo. De los bosques de encino se obtiene la tierra de hoja rica en nutrientes para el cultivo de plantas de ornato en invernaderos, en viveros y para mejorar los suelos de jardines.

Los robles interceptan el agua de lluvia, la toman y la retienen en su cuerpo para sus funciones. Al formar parte de una comunidad y por su asociación con micorrizas (las cuales forman una red en el suelo interconectando a las plantas de una comunidad a través de sus raíces), pueden transferir agua y nutrientes a otras plantas y disminuir el estrés de agua en la comunidad. Su sistema de raíces retiene agua en el suelo y la filtra lentamente hacia los mantos acuíferos reteniendo contaminantes para evitar su paso al manto freático.

El papel predominante que los encinos presentan en los ecosistemas, los ha hecho acreedores a recibir el término de Keystone (piedra clave), ya que su presencia es fundamental para el equilibrio. Su desaparición podría provocar que varias especies asociadas con ellos también desaparecieran o se vieran seriamente amenazadas, conduciendo a un efecto dominó en todo el ecosistema y, por tanto, en la disminución de la diversidad de otras especies, e incluso a un colapso de los ecosistemas de los que forman parte.

 

Importancia como grupo modelo en estudios de diversidad

Desde su aparición en Paleoceno tardío (ca. 55 Ma), los encinos no solo han sobrevivido a grandes cambios y períodos desfavorables, sino que también han incrementado su diversidad, la cual sobrepasa las cuatrocientas especies a nivel mundial, a la vez que han expandido su distribución a la mayoría de las montañas templadas del hemisferio norte. Su diversidad y distribución, son motivo de curiosidad entre los investigadores que quieren conocer los factores que favorecieron este éxito, generándose una gran cantidad de conocimiento importante en el campo de la genética, la fisiología, la evolución y la ecología, lo que puede ayudar a entender lo que pasa en otros grupos de organismos, considerando así a los encinos como un «grupo modelo».

En México es frecuente encontrar árboles o arbustos pertenecientes a encinos rojos (sección Lobatae) y encinos blancos (sección Quercus) creciendo juntos. En estas condiciones, es común que las especies del mismo grupo (rojos o blancos) formen flores al mismo tiempo, lo que aunado a la polinización por viento (anemofilia) y a las barreras de fecundación débilmente formadas, favorece la hibridación y la cruza entre un híbrido con sus progenitores (retrocruzamiento). La hibridación se puede presentar no solo entre un par de especies, sino entre varias especies de una misma sección que cohabitan en la misma zona por un período prolongado, incrementando así la diversidad genética. Cuando más especies de la misma sección están presentes en un sitio, se infiere que estas pueden participar en fenómenos de hibridación a lo largo de varias generaciones, lo cual se ha relacionado con más variación observada. La variación genética en los encinos les permitió enfrentar períodos desfavorables, sobrevivir, adaptarse a cambios y diversificarse en distintos ambientes.

Los robles también son estudiados con el propósito de encontrar evidencia de caracteres adaptados evolutivamente como respuesta a la sequía, a inviernos marcados, a congelación y cómo esto puede predecir su posible respuesta en el futuro en el contexto del cambio climático global.

La dominancia de los encinos en muchos ecosistemas los hace un grupo de plantas bien colectado y representado en las colecciones científicas, esto permite conocer su distribución, definir áreas con alta riqueza de especies, posibles rutas por las que migró, las barreras que los limitan y otros factores que determinan su riqueza y su presencia en muchas comunidades. Estos conocimientos y su potencial aplicación en otros grupos, permiten tomar decisiones de conservación y manejo de áreas.

 

Algunas consideraciones

Los robles o encinos engloban aspectos de gran importancia en tres contextos: para la humanidad, en los ecosistemas y en el contexto evolutivo, lo que repercute en la generación de información para este grupo de plantas. Sin embargo, todavía falta mucho por conocer, muchas preguntas por responder y aún hay sitios de donde no se conoce qué especies están creciendo y puede que muchas de ellas se extingan antes de conocerse. Las respuestas a las interrogantes permitirán, sin duda, tomar mejores decisiones en cuanto a la conservación y el manejo de ecosistemas montanos, con lo cual la importancia de los encinos podrá trascender en beneficio de otros organismos y comunidades.

 

 

Para Saber más:

Cavender-Bares, J. (2019). Diversification, adaptation, and community assembly of the American oaks (Quercus), a model clade for integrating ecology and evolution. New Phytologist, 221(2), 669-692. https://nph.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/nph.15450

García-Molina, J.G. (2008). Carbón de encino: Fuente de calor y energía CONABIO. Biodiversitas, 77, 7-9. https://www.ccmss.org.mx/wp-content/uploads/Carbon_de_encino_fuente_de_calor_y_energia.pdf

 

National Geographic. (2014). Los druidas, los misteriosos filósofos de La Galia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/druidas-misteriosos-filosofos-galia_7918

 

Susana Valencia-A. Herbario de la Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México, México.

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