Los titanosaurios: Los gigantes de la Tierra

Escrito por Romana Estefanía Zárate-Santiago e Iván Moreno-García

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Saber quién ganaría una pelea entre los gigantes más conocidos del cine, Godzilla y King Kong, siempre resulta intrigante para los amantes de la ciencia ficción. El tamaño descomunal de ambos puede generar emoción, pero también controversia. Porque como lo dijo atinadamente Neil de Grasse Tyson, en el programa Start Talk, estos animales solo pueden existir dentro del mundo cinematográfico, pues en la vida real, su colosal altura haría colapsar sus piernas, es decir, estos titanes del cine terminarían literalmente: cayendo por su propio peso. Si pensamos en animales grandes, sin duda los dinosaurios no se escapan, y estos también han sido protagonistas de exitosos rodajes.

Un gigante cuando nadie era gigante

La evidencia paleontológica ha aclarado muchas incógnitas relacionadas con la diversidad y el tamaño de los dinosaurios; conforme se van descubriendo más fósiles, el reconocimiento al dinosaurio más grande va cambiando de dueño. Esto no solo ha permitido otorgarle el galardón al fósil más grande, sino que también ha ayudado a saber cuándo surgieron estos gigantes. Hay que recordar que en sus orígenes los dinosaurios eran pequeños y, con el paso de millones de años, se convirtieron en los gigantes más famosos del planeta.

Durante un largo tiempo se creyó que la adquisición evolutiva del gigantismo (dinosaurios con más de 10 toneladas) había ocurrido durante el Jurásico; sin embargo, con el descubrimiento de Ingentia prima, se demostró que los primeros dinosaurios gigantes aparecieron 30 millones de años antes de lo pensado, es decir, durante el Triásico Tardío.

Los restos fósiles de I. prima fueron hallados en 2015, en Argentina, y a partir de esto se pudo realizar una metodología novedosa, basada en el estudio de la microestructura interna de los huesos para conocer cómo crecían estos animales. El estudio reveló que el crecimiento de esta especie discernía respecto al crecimiento ya conocido de los dinosaurios del Jurásico —que crecían de forma continua— y de los dinosaurios primitivos del Triásico que lo hacían anualmente. Así, I. prima crecía de manera cíclica y extremadamente acelerada, aun más rápido que los dinosaurios del Jurásico. De esta forma sabemos que I. prima es el primer dinosaurio gigante conocido hasta hoy. En otras palabras, llegó a ser gigante cuando nadie más lo era.

 

No todos los gigantes son como los pintan

Los dinosaurios gigantes más famosos que vivieron durante el Jurásico, no estaban solos, pero sí resaltaron por su gran tamaño. De igual manera, habían alcanzado una gran diversidad en cuanto a especies, formas, tamaños y modos de locomoción, o sea, los dinosaurios estaban como peces en el agua.

Para los saurópodos, mejor conocidos como cuello largo, tanto la anatomía como los modos de locomoción eran importantes, porque sin estas características no habrían podido desplazar su cuerpo de varias toneladas, el cual estaba adaptado con características específicas, siendo las principales: cabeza pequeña, cuello y cola larga, además de las patas columnares —sin flexibilidad y con solamente función motora—. Asimismo, estos dinosaurios ya no poseían dedos, pues sus falanges se habían fusionado y, lo más importante, tenían un sistema de sacos aéreos en los huesos, similar al que poseen las aves hoy en día. De hecho, en algunas especies de saurópodos los sacos aéreos estaban dispuestos en los huesos de la cola, haciendo la misma función: aligerar el peso, tal es el caso del Diplodocus.

Estas características anatómicas eran recientemente consideradas imprescindibles para el gigantismo. Sin embargo, con el hallazgo de I. prima, se demostró que esa no era la única forma de ser gigante, pues este dinosaurio no poseía patas columnares, sino que sus patas delanteras podían ser utilizadas para otras actividades, no solo para soportar el peso; además, esta especie carecía de un cuello extremadamente largo, poseía falanges, garras bien desarrolladas y un cráneo que era proporcional respecto al cuerpo del dinosaurio.

 

El truco perfecto para ser gigante

En palabras sencillas, el truco para ser gigantes está en el sistema respiratorio, pero no hablamos de cualquiera, sino de uno verdaderamente complejo que les permitió a los dinosaurios tener esqueletos óseos muy grandes cumpliendo una función de sostén, a la vez de aligerarlos para que no pesaran tanto y así alcanzaran tamaños gigantescos.

La complejidad del sistema respiratorio se relaciona directamente con su sistema óseo, generando así una neumaticidad que es la presencia de cavidades de aire dentro de los huesos. De esta forma los pulmones se conectaban a un sistema de sacos aéreos y divertículos, haciendo que su esqueleto axial no fuera compacto, sino que los sacos aéreos llegaban a dejar —por así decirlo— huecos en algunos huesos.

Se sabe que los dinosaurios contaban con sacos aéreos y no precisamente porque estos se hayan encontrado en el fósil, pues al ser estructuras blandas se pierden con el paso del tiempo, en cambio lo que no se pierde son los huesos que pueden estar conformados por sistemas de fosas (depresiones) y forámenes (orificios) que encontramos principalmente en las vértebras, pese a los millones de años transcurridos.

El sistema respiratorio de las aves modernas es muy parecido al de los dinosaurios. Mientras las aves para poder alzar el vuelo necesitan de un esqueleto liviano, además de compensar el gasto energético que implica volar, los dinosaurios necesitaban que su esqueleto no fuera tan compacto y pesado para poder desplazarse y alcanzar grandes tamaños. También es importante decir que al igual que las aves, no todos los dinosaurios tenían el mismo grado de neumaticidad y esto, como bien dicen los biólogos, depende de la especie.

 

http://www.revista.unsj.edu.ar/?p=2988

Los titanosaurios: Lo que le sigue de gigante

No podemos negar que la cuestión del tamaño en los dinosaurios es uno de los atributos que más llaman la atención. Saber cuál es el dinosaurio más grande es algo que apasiona tanto a especialistas como a amateurs. Sin embargo, el reconocimiento por ser el dinosaurio más grande no es eterno, ya que el conocimiento científico es como una escalera donde, si bien cada peldaño es sólido, siempre existe la posibilidad de que cambie, pues el saber científico no es estático, sino que está en constante revisión, por lo que en la medida en que se realizan nuevos hallazgos se añaden, se descartan o se modifican los peldaños de la escalera de la ciencia.

Dentro de los titanosaurios existe un grupo conocido como titanosaurios sudamericanos. Su nombre en ciencia es Lognkosaurios. Y es justamente a este grupo que pertenece el Argentinosaurus huinculensis, primer gigante que salió a la luz. El peso de este dinosaurio rondaba las 60 toneladas y se encontró en la provincia de Neuquén, Argentina. Los restos fósiles de este animal se terminaron de extraer en 1989, sin embargo, apenas se hallaron algunas vértebras, una costilla y parte de una tibia, pero eso sí, todas estas eran extremadamente grandes.

Otro dinosaurio que también conforma el grupo de los titanosaurios es el Puertasaurus reuili, descubierto en 2001 y que habitó al sur de Argentina. La importancia de este hallazgo fue que se encontró la primera vértebra cervical de un titanosaurio, la cual brindó información sobre la anatomía del cuello, indicando que el de P. reuili alcanzaba proporciones excepcionales ya que estas vértebras son mucho más anchas que las del tan conocido Diplodocus.

Hasta 2017, P. reuili y A. huinculensis, eran los titanosaurios más grandes conocidos. Pero, como ya dijimos, la ciencia no se queda estacionada. Fue a mitad de ese año que se publicó uno de los hallazgos más increíbles en la historia de la paleontología. Todo comenzó con el descubrimiento que realizó un peón rural durante una excavación, nuevamente en Argentina. En aquel 2013, nadie se hubiera imaginado que aquel hallazgo formaba parte de los restos fósiles del Patagotitan mayorum, el dinosaurio que midió de la cabeza a la cola 37 metros y que pesaba aproximadamente 70 toneladas.

El hallazgo del P. mayorum fue un hecho sin paragón. Pero más allá de que sea considerado el más grande hasta el momento, lo relevante es que por primera vez conocemos, relativamente bien, la anatomía de un titanosaurio, lo cual hace posible un estudio sólido respecto a la evolución de estos gigantes.

 

A la espera de un nuevo titán

La paleontología, como toda ciencia, siempre nos mantiene expectantes. Así nos mantuvo el hallazgo del nuevo dinosaurio localizado en Neuquén, Argentina. Los resultados de esta investigación se publicaron a principios de 2021 en la revista Cretaceous Research. Y todo indica que este ejemplar es más grande que P. mayorum; sin embargo, aún queda trabajo en la excavación. Hasta el momento se han hallado y analizado veinticuatro vértebras de la cola y huesos de la cintura pélvica y pectoral del saurópodo. Y haciendo comparaciones entre este nuevo ejemplar y el P. mayorum, la longitud total del pubis del dinosaurio hallado recientemente es un 10 por ciento más larga que P. mayorum. Pese a esta diferencia y a los análisis filogenéticos preliminares que indican que el ejemplar pertenece al clado de los Lognkosaurios, aún hacen falta algunas piezas claves del sistema óseo para calcular la masa corporal y concluir sólidamente si se trata de una nueva especie.

Ahora nos toca ser pacientes tanto para conocer si el nuevo dinosaurio hallado le quitará a P. mayorum el trono que ocupa, aunque al parecer ya se está preparando todo para coronar al nuevo gigante.

 

 

Para Saber más: 

Carballido J. y Pol L.D. (2017). Patagotitan, ¿el dinosaurio más grande del mundo? Ciencia Hoy, 27(157), 4-57. https://cienciahoy.org.ar/wp-content/uploads/Revista-157.pdf

 

Salgado L. y Coria R. (2002). Dinosaurios gigantes de la Patagonia. Investigación y Ciencia, 312, 38-44. https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/terapia-glucdica-342/dinosaurios-gigantes-de-la-patagonia-2710

 

Salgado L. y Pasquali R. (2001). El cómo, cuándo y dónde de los dinosaurios de la Argentina: Una reseña sobre las principales especies conocidas y su descubrimiento. Ciencia Hoy, 11(65), 42-57. https://www.cienciahoy.org.ar/ch/ln/hoy65/dinosaurios.htm

 

Romana Estefanía Zárate-Santiago. Hidrobióloga y egresada del Diplomado en Divulgación de la Ciencia de la DGDC, UNAM. Estudiante de posgrado en Geografía de Espacios Litorales en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina.

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Iván Moreno-García. Hidrobiólogo y participante activo de los foros de Astrolab en la Casita de las Ciencias de la UNAM. Estudiante de posgrado en Geografía de Espacios Litorales en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina.

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